Por José Jaime Ruiz
El dirigente panista, Marko Cortés, olvidó una regla esencial de la vieja política: los acuerdos son de armario, el oficio es vampírico porque sucede en la oscuridad, la luz vela las fotos. Su ingenuidad transparentó lo sustancial, es decir, el PRIAN ve el servicio público, y las candidaturas, como un negocio. Vale recordar aquel artículo de Gabriel Zaid publicado en 1986 en la revista Vuelta, “La propiedad privada de las funciones públicas”: “La corrupción no es una característica desagradable del sistema político mexicano: es el sistema. Consiste en declarar que el poder se recibe de abajo, cuando en realidad se recibe de arriba”.
Puritano chamaqueado, Marko reclama: “Las dirigencias estatal y nacional del PAN piden el cumplimiento de los acuerdos políticos por parte del gobernador de Coahuila, quien faltaría a su palabra si no respeta los compromisos firmados por él y avalados por las dirigencias nacionales del PAN y PRI en la construcción de un gobierno de coalición en ese estado.
“Acción Nacional le exige al gobernador y a la dirigencia del PRI, que cumplan el acuerdo firmado en 2023 por las dirigencias y por el entonces candidato Manolo Jiménez, en el que se establece que nuestro instituto político propondría a la candidata o candidato a la presidencia municipal de Torreón, entre otros municipios”.
El gobernador priista de Coahuila, Manolo Jiménez, responde: “Ellos saben perfectamente que una de las condiciones para que ese convenio tuviera validez es que en la elección del 2023 Acción Nacional llegara a una votación del 20 por ciento en 2023, cuando su votación fue del 6 por ciento.
“Aun así por la buena relación que hay con el PAN en Coahuila fuimos cumpliendo con el gobierno de coalición, ahí están las dos secretarias, dos mujeres de Acción Nacional; está el Congreso con 5 diputaciones, cuando por la votación que obtuvieron, les hubieran tocado dos”.
Electoralmente demacrado, Marko postea: “Es una verdadera pena que el recién entrado gobernador mienta con tal facilidad; quien miente e incumple en lo poco, miente e incumple en lo mucho. El acuerdo político firmado por el hoy gobernador no está vinculado al porcentaje obtenido en el resultado electoral. Es muy sabido que Acción Nacional sacrificó una parte de su votación por no postular a un candidato a la gubernatura”.
Entrampada, Xóchitl Gálvez balbucea desde sus redes sociales: “Los acuerdos en política deben ser solo para servir a la gente y nunca para servir a intereses personales. Estoy convencida que se puede hacer política de manera diferente, ciudadana, transparente, honesta y valiente”.
Desmemoriada, Xóchitl olvida que su candidatura que, según trascendió, no quería, fue producto de un acuerdo cupular donde bajaron a sus contrincantes, existió cargada, un dedazo de Claudio X. González y ninguna encuesta. Y, para desviar la atención, se sacan de la manga un reportaje que nada reporta en contra de uno de los hijos de AMLO y un artículo de Carlos Loret de Mola, el testaferro de Roberto Madrazo.
Creyéndose decente, pidiendo cumplir los acuerdos cupulares, Marko muestra en su tragicomedia la indecencia del PRIAN, las simulaciones, la corrupción, el papel de “vete por los chescos” del PRD, las funciones públicas como botín, como negocio personal y, finalmente, la inviabilidad de la candidatura de Xóchitl. Repudiados por la opinión pública, los priistas y panistas rompen en Coahuila y fracturan aún más la fracturada alianza del Frente Amplio. En efecto, la candidatura de Xóchitl Gálvez se desmorona.