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Por Francisco Tijerina Elguezabal

Que una idea sea grande, no significa necesariamente que sea buena. // Yomero

Tocados por “la mano de Dios”, los candidatos casi siempre tienen el grave defecto de no escuchar a nadie o sólo a quienes les siguen la corriente; sólo ellos saben de elecciones y estrategias, de medios y mensajes.

Y así, en la euforia de la campaña, se dejan llevar por meras ocurrencias, sin detenerse a pensar en los efectos reales de su proceder y de cuál será, más que en la percepción, el reflejo en las urnas de sus acciones.

Recuerdo hace muchos años a Lombardo Guajardo, entonces aspirante a la alcaldía de Apodaca, montándose en un toro de rodeo para agenciarse votos. ¿Locura? El hombre llegó al cargo y en ese momento tenía una enorme aprobación entre la población.

Hoy, sin embargo, me pregunto, ¿de verdad era necesario o tendrá alguna utilidad el que Luis Donaldo Colosio montase el show de bajar a rapel el Faro del Comercio?

La pretendida “justificación” de decir que se trató de una “supervisión” es una absoluta tontería, porque no hay necesidad alguna de exponerse y exponer a los demás cuando esa labor la puedes realizar mil veces mejor con un dron.

Hay momentos en los que las ideas empiezan a hacerse grandes, pero no a mejorar y entonces se convierten en ideotas que al final son un boomerang que se vuelve en tu contra.

¡Ah que muchachos tan ocurrientes!

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Vía / Autor:

// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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