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Por Félix Cortés Camarillo

Yo no me enteré, porque el equipo deficiente de Xóchitl Gálvez no supo advertir a quien debía –que es a todos los mexicanos– del debut de su lideresa emitiendo su versión de las conferencias de prensa de Lopitos llamadas “las mañaneras”. En esencia, parecía una buena idea: retomar, botepronto, los temas y mensajes del presidente López y replicarlos con argumentos sólidos.

No pasó nada de eso; por lo que vi, fue una perorata breve y tardía, carente de músculo.

El desprestigio de las mañaneras de Lopitos emana de su concepto. Se trataba –y se sigue tratando– de convocar a un medio centenar de reporteros de medios menores, inexistentes, desprestigiados o de alquiler, para que le hicieran al orador principal preguntas inducidas por el encargado de prensa de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, a fin de que Lopitos  pudiera “de improviso” solicitar la exhibición de gráficas producidas el día anterior por su achichincle, para documentar su optimismo, que diría Monsiváis.

Desde sus meros comienzos, la mañanera carga con un lastre de desprestigio magno. El mejor ejemplo es tal vez la participación, cada vez más escanciada, del llamado Lord Molécula. Se trata de un individuo –nada en contra de los pelones y panzones– pelón y panzón, pero de corbata de moño, que dice representar a un medio inexistente y especializado en energéticos. Eso es lo de menos. 

Él se encarga con sus preguntas de poner el balón frente al presidente López para que meta el supuesto gol informático.

Hay un índice mínimo de presencia en el salón de Palacio Nacional donde este sainete tiene lugar, de verdaderos periodistas que puedan hacer preguntas sólidas y cuestionamientos sustentados a la política de Lopitos. De cuando en vez, el cancerbero de estas reuniones, don Jesús Ramírez permite el acceso y la voz a periodistas reales. Cuando son de medios locales, el presidente López evade con facilidad y datos falsos cualquier embate; cuando se trata de denuncias concretas de mal gobierno, Lopitos endosa el tema sus subalternos y promete soluciones que nunca llegan.

Una vez cada tres o cuatro meses, el cadenero de Palacio permite que entre al templo del saber mi amigo y compañero de muchos años en Univisión Jorge Ramos, formado en el periodismo norteamericano de mayor objetividad, razonamiento y agresividad que el nuestro. Univisión es la principal cadena de televisión en los Estados Unidos y es parte de Televisa. Cada vez que Jorge ha participado en la mañanera, creo que habían sido dos, Lopitos quedó en ridículo exhibido por Jorge al través de los datos de su propio gobierno.

Ayer volvió a pasar lo mismo. Durante media hora el presidente López navegó por las lagunas de su ignorancia para tratar de revertir lo dicho por Jorge, que su sexenio es en México el de mayor saldo de asesinatos. Se alegó “la tendencia”, pero el hecho es imbatible: nunca antes se había asesinado a tantos mexicanos en un sexenio. Para sustentar que México es un país “seguro” se puso a decir que medio millón, medio millón escribí y lo dijo, medio millón de gringos se han mudado a vivir a nuestro seguro país por lo seguro que es. 

Alabao.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Se va a cumplir treinta años, este marzo próximo, del asesinato de Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas. Su hijo, del mismo nombre y aspirante al Senado, le pide a Lopitos exonerar de toda culpa al asesino supuestamente confeso del crimen, Mario Aburto. Seguramente alguien le convenció al muchachito de que eso –como hacer rapel en la torre del Comercio de Monterrey el otro día– le iba a acarrear toneladas de votos.

Yo me resistí durante muchos años a creer que el único capital político e intelectual del muchacho era su apellido paterno. Ahora me doy cuenta de que el equivocado era yo.

‎felixcortescama@gmail.com

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Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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