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Niños migrantes en México padecen estrés postraumático y depresión

En un albergue en Matamoros, Tamaulipas, una niña mexicana desplazada por la violencia dibuja con lápiz a una mujer llena de marcas rojas: es su madre el día en el que el crimen organizado la agredió. Otro menor centroamericano dibuja una balsa con seis personas de caras tristes, para recordar cuando casi se ahogan en su camino hacia México; publica MILENIO.

Los dibujos reflejan el efecto del estrés postraumático que viven niños y niñas, a veces sin compañía de adultos, al huir de la miseria y la violencia, contó a MILENIO el encargado del área de Salud Mental en la Casa del Migrante de Matamoros, Antonio Melo.

“La mayoría de los (menores) migrantes presenta señales de estrés postraumático, debido a los altos niveles de peligro que ellos han vivido al atravesar la selva del Darién, al atravesar la frontera de México y de Guatemala y por toda la paranoia que se vive en el país del crimen organizado, las noticias que se corren, los secuestros”, explicó.

Foto por: Juan Carlos Bautista | MILENIO

El especialista destacó que los más pequeños, así como los adultos, son vulnerables a los daños psicológicos que generan las causas de la movilidad irregular en Centro y Sudamérica. El paso por zonas inhóspitas, la corrupción gubernamental, el racismo, las amenazas y las agresiones del crimen organizado son un peligro latente para quienes buscan una nueva vida al norte del Río Bravo.

“Este niño plasmó el momento en el que ellos casi se ahogan en una barca que tuvieron que tomar al terminar la selva del Darién”, señaló Merlo, mientras sostenía un dibujo a lápiz donde 8 personas con cuerpos de palito y caras tristes flotaban en medio de las aguas. Ese día, le dijo el pequeño al doctor, la barca no aguantó a tantas personas que intentaban cruzar un río para seguir con su ruta hacia México.

En ocasiones, el viaje no parece tan aterrador como de lo que van huyendo. Una niña hondureña se dibujó junto a una especie de roedor gigante, envuelto en un color gris resultado del paso incesante de su lápiz por la hoja: 

“Aquí podemos ver unos trazos muy curiosos, hay una figura más grande, como un conejo, esta figura que ella plasma aquí es su abusador. Ella sale del país porque había sido secuestrada por una de las maras de allá y en su secuestro había sido abusada sexualmente por esta persona”, señaló Melo.

México no es la excepción. “Esta niña mexicana plasma el momento en que personas del crimen organizado le hacen daño a su mamá y cómo en su mente ella pudo ver en un momento a su mamá ensangrentada”, dice el psicólogo del albergue sobre aquel dibujo de una mujer con varios rayones color rojo encima.

Foto por: Juan Carlos Bautista | MILENIO

Los niños, como los adultos, le temen a muchas cosas pero ambos siempre tienen presente a la muerte. Los más pequeños plasman su temor con dibujos de monstruos, malas personas o hechos terroríficos. Grandes figuras con dientes afilados y extremidades muy largas.

Los migrantes adultos, por otro lado, lo expresan a través de síntomas de estrés postraumático más evidentes como la ansiedad, problemas gastrointestinales, pesadillas e insomnio: “muchos de ellos presentan señales de algo que conocemos en psicología como el duelo migratorio, la separación de su tierra, de sus familiares, de sus seres queridos. No viven su duelo hasta que ellos ya llegan acá”, detalla el doctor Melo.

Otro problema que ven las personas que cuidan de los migrantes es la depresión. El paso de fechas como el año nuevo o la navidad, que llegaron cuando las personas se encontraban fuera de sus hogares y lejos de su familia, ha causado que muchos pierdan sus ánimos. Síntomas que pueden empeorar en caso de no ser atendidos.

Por ello, dentro del albergue Casa del Migrante, y otros más que pertenecen a la red que maneja la Diócesis de Matamoros, se realizan evaluaciones psicológicas y se da un seguimiento a los padecimientos de las personas que aceptan ser atendidas.

Niños migrantes en México padecen estrés postraumático y depresión. Foto: MILENIO

Cada semana se realizan talleres de reinserción psicosocial donde se tocan temas desde el manejo de la ansiedad hasta los duelos. Los talleres también incluyen trabajos familiares para fortalecer el vínculo principal que hay entre la mayoría de los migrantes.

“Muchas veces en la misma desesperación, los papás no entienden la sintomatología que presentan los niños, que es un tanto distinta en los adultos y se desesperan y empiezan a veces las fracturas dentro de las relaciones familiares”, detalló Melo.

El trabajo en el albergue no para. Nunca se sabe cuántos migrantes ni de dónde vendrán, pero los albergues mantienen en sus manos la tarea que las autoridades han delegado: cuidar de la salud mental de las personas en situación de movilidad.

Imagen portada: MILENIO

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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