Por Félix Cortés Camarillo
El paquete de reformas que el emblemático martes cinco de febrero, del año en que se cumple el bicentenario de la Primera Constitución Mexicana, presentará el presidente López como parte de su campaña electoral en favor de su partido, es una perfecta muestra de su ingenio para armar combinaciones de golpes bajos a la democrática división de poderes y simulacros demagógicos para engañar al populacho.
Hasta donde lo ha filtrado él mismo y sus corifeos, entre las marrullerías perversas destaca la elección directa y popular de los integrantes del Poder Judicial, a fin de que queden sujetos a las instrucciones del Ejecutivo. Por ahí andan las acechanzas a los organismos autónomos que regulan las comunicaciones y el derecho a la información, muy principalmente el golpe por todos lados al Instituto Nacional Electoral; en un descuido, Lopitos retoma la sugerencia “espontánea” de la señora Piedra Ibarra para desaparecer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que ella encabeza, o por lo menos cambiarle de nombre y funciones para hacerla una oficina de quejas de la Presidencia de la República.
En el renglón de la demagogia populista lo más importante son los cambios que serán propuestos al salario mínimo y al régimen de pensiones. López ha dicho, y con razón, que los aumentos salariales –no solamente al mínimo– no deben ser nunca inferiores al índice de inflación de la economía. El planteamiento no es solamente justo, sino sumamente atractivo para todos los asalariados votantes. El asunto de las pensiones es otro boleto, mucho más meloso para los abuelitos actuales o próximos: los jubilados, según la propuesta, deberán recibir, a partir de la edad de retiro, el cien por ciento del último salario devengado. No puede haber ser humano que se oponga a la idea.
Ahora viene el truco. También se ha filtrado que los cambios a salarios y pensiones irán en un mismo paquete con la agresión a las instituciones autónomas. Es preciso que se corrobore, pero yo no lo dudo. Es una trampa para que los legisladores títeres de Morena no “le cambien ni una coma” al proyecto y los opositores queden como cola de cochino si rechazan los beneficios sociales por defender la legalidad institucional, con los efectos previsibles en las urnas.
Raudo y veloz anunció públicamente que los legisladores del PRI están en favor de lo del salario y las pensiones y votarán en ese sentido, pero que las iniciativas deben ser presentadas por separado.
Los dos viejos mañosos saben perfectamente que el sueño anhelado de las pensiones al cien y los aumentos salariales por encima de la inflación, son bellas ilusiones que carecen en nuestra economía, de sustento real. Con una recaudación deficiente y una mayoría de trabajadores en la informalidad que ni pagan impuestos ni generan derechos de pensión, el secretario de Hacienda necesita sacar dinero de debajo de las piedras para cubrir el compromiso incumplible. Pero muy atractivo.
Todos los países del mundo tienen problemas con el pago de pensiones a sus viejos. Todos. Al invertirse la pirámide demográfica (solía haber más niños y jóvenes y menos viejos) ahora hay, y seguirá habiendo, menos contribuyentes y más jubilados. El invento de las Afores no es más que una convocatoria para que los jóvenes comiencen desde ahora a depositar en una cuenta de ahorro para su vejez, porque no hay Estado que los vaya a mantener.
El engaño está planteado. Los borregos de Morena en el Congreso ya tienen la instrucción. No iremos muy lejos por la respuesta.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Alguien tiene que decirle a Xóchitl que una copia de la mañanera solamente le da fuerza al original. Si no sabe lanzarse al ruedo, que no se vista de luces, a propósito del amparo que le cortó la coleta a la plaza México.
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