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Por Félix Cortés Camarillo

No hubo sorpresa alguna cuando te hallé, dice el poeta español Pedro Mata en el bellísimo bolero «Presentimiento» al que le puso música el campechano Emilio Pacheco Ojeda. A ninguno de los dos ni a sus admiradores parece importarnos la otra canción que afirma que la vida está llena de sorpresas. Si ella es así, ¿qué se puede esperar de la política que se supone es la sublimación de aquella?

Para esto, no hay mejor ejemplo que el último informe de José López Portillo y la secrecía con la que se mantuvo su esencia hasta el último minuto, cuando nos anunció la estatización de la banca mexicana y otros trastornos mayúsculos que nos agarró desprevenidos a todos.

El numerito que el presidente López escenificará hoy lunes aniversario de la Constitución del 17 no parece esconder sorpresa alguna. Si acaso, podrían esperarse novedades secundarias de artificio que solamente refuerce las intenciones transformadoras de Lopitos, que han sido cacareadas por él miso mucho más que el clamor de aquel pollito del cuento infantil en el que anunciaba que el cielo se estaba cayendo, o el que tantas veces anucó que venía al lobo y nadie le creyó hasta que efectivamente se apareció la fiera.

Del presidente López se puede decir muchas cosas, pero su peor definición la da él mismo: es terco, tesonero, implacable y obsesivo con sus ideas.

En el caso de lo que hoy va a anunciar se llama simplemente, como en los tiempos de Cromwell, a inicios del siglo XVII,un golpe de Estado incruento, esto es sin uso de armas. Cromwell encabezó la guerra que mató al rey Carlos y disolvió de un plumazo el Parlamento inglés para instaurar el Protectorado en el que hasta su muerte él fue Protector. Lopitos quiere desmantelar el Poder Judicial y las instituciones autónomas de México para instaurar un maximato de segundo piso en donde él sería el jefe máximo.

Ese golpe de Estado es la esencia de las propuestas de reformas constitucionales–casi una docena, dice– que hoy se anuncian y no podrán ser aprobadas salvo que el cuatrote consiga en las elecciones de junio la mayoría calificada, para acabar con la Constitución y la división de poderes e instaurar un nuevo régimen. Muy parecido al que ya tuvimos.

Hay que conocer finalmente el secreto menos guardado de México, la reforma de la Constitución que pretende el presidente López. Luego habremos de analizarla para poder mediar el voto del primer domingo de junio.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): ¿Cuántas obras más ha de inaugurarse sin terminar ni operar, como el tren Maya, Dos Bocas o la carretera de Oaxaca que tardó quince años en ver cortado su listón sin tener completo su trazado?

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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