Por José Jaime Ruiz
Es ingenuo pensar que Xóchitl Gálvez fue por el voto inmigrante en su road show por Nueva York y Washington. Xóchitl fue a culminar el golpe de Estado (blando) fraguado por la DEA en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum y la Cuarta Transformación, por eso lo relevante de su mensaje en The Wilson Center fue insinuar, siguiendo la lógica de la DEA y sus voceros nacionales y trasnacionales: “En el mejor de los casos, López Obrador es débil e incompetente ante el crimen; en el peor, lo aprovecha para consolidar su poder”.
La construcción del golpe de Estado se inició en la DEA al filtrar informes trasnochados y sin sustento probatorio a agentes de la CIA extranjeros (Tim Golden) o nativos (Anabel Hernández).
La estrategia del golpe bajo tuvo como escenografía los montajes de Carlos Loret de Mola en contra de los hijos de López Obrador, la provocación de Jorge Ramos para imponer en la agenda setting el tema de la violencia y la inseguridad, los robots intentado posicionar hashtags en contra de AMLO y Sheinbaum (narcopresidente).
Para sustentar el entreguismo de Xóchitl a las empresas de energía transnacionales y nuestra democracia a los halcones de Washington, el ministro oligárquico, Alberto Pérez Dayán, metaconstitucionalmente, trató de sepultar la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica enviada por Andrés Manuel en 2021. De igual manera, el Poder Judicial exculpó a Juan Collado, el abogado de Carlos Salinas de Gortari. Dos eventos judiciales que abrirían de nuevo al país la posibilidad del regreso del neoliberalismo.
Todavía, en el lunes constitucional, desde Radio Fórmula Azucena Uresti quiso dar una achatada puntilla en su nuevo programa (¿y la censura?) en nado sincronizado con el columnista Héctor de Miauleón (sic) tratando de imponer la percepción (no les dio para narrativa) de un presidente narco y, ergo, una candidata narca haciendo énfasis en la “semana negra” que presuntamente padeció AMLO.
La respuesta de la 4T ante el golpe de Estado blando fue eficaz a nivel externo con la visita a Palacio Nacional del embajador chino y la llamada del fin de semana entre el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y Andrés Manuel. La filtración de la DEA y sus cajas de resonancia fueron desactivadas por la carencia de profesionalismo de Tim Golden, ya que tuvo que reconocer que no tenía pruebas, evidencias, de que el Cártel de Sinaloa patrocinó la campaña de AMLO en el 2006 y, por el lado enloquecido, bastó una entrevista de Julio Astillero con Anabel Hernández para exhibirla como una comunicadora orate, sin ética periodística.
Días negros para la oposición, para la oligarquía, para la DEA y la política injerencista. ¡Qué manera de perder la última oportunidad de descarrilar a la 4T! En Estados Unidos el entreguismo de Xóchitl Gálvez resultó fracaso. No sólo perdió votos con los inmigrantes, también con los mexicanos; lo peor, su inoperancia y la de su equipo los señalan como ineficientes y poco confiables. Como la famosa canción de Britney Spears (Oops!… I did it again), y para ser congruente, de nuevo la “pendejió”. Los millones de dólares gastados en la Operación AMLO-narco sirvieron de nada. O sí, fortalecieron a Claudia Sheinbaum.
