Por José Jaime Ruiz
Se nos quedó el maleficio/ de brindar al extranjero/ nuestra fe, nuestra cultura,/ nuestro pan, nuestro dinero. // Gabino Palomares
La gira de Xóchitl Gálvez exhibió no sólo a Xóchitl sino el proyecto de nación de la derecha, la oligarquía y el conservadurismo. Su proyecto de nación, como el de Javier Milei en Argentina, es entregar a México en las garras de Washington y el regreso del neoliberalismo: privatizar la administración pública, desmoronar el gobierno ciudadano. Xóchitl contra México.
La derecha no tiene propuestas, tiene intereses. Claudio X. González y sus secuaces atendieron la desestabilización de la 4T dictada desde la DEA y la CIA con la filtración, desmentida por el propio gobierno de Joe Biden, de la inyección de millones de dólares del Cártel de Sinaloa a la campaña de Andrés Manuel López Obrador en 2006. Hoy se sabe del montaje propagado por robots en redes sociales y también por los comunicadores vendepatria, como Carlos Loret de Mola, Raymundo Riva Palacio, Héctor de Miauleón (sic), Azucena Uresti, Denise Dresser, Brozo (a) Víctor Trujillo y personajes menores del Cártel del Chayote (#ElCártelDelChayote).
Las fotografías y los videos muestran de cuerpo entero a Xóchilt. Imponer la percepción de un narco Estado, de un «narcopresidente» y de una «narcocandidata» resultó un fracaso.
El golpe de Estado blando a través de la filtración de la DEA, la propagación del infundio a través de Tim Golden y Anabel Hernández, la presencia de Jorge Ramos en la Mañanera, los miles de robots extranjeros definiendo hashtags, pretendieron ser letales para la 4T, todo devino en tirititito… y por la culata.
En política –los gringos desde Washington–, no eligen, descartan. Y la gira de Xóchitl tenía como propósito sobajar a López Obrador para que los halcones y la derecha empresarial de los Estados Unidos descartara a Claudia Sheinbaum –como aquí en México descartaron a Enrique de la Madrid, a Claudia Ruiz Massieu, a Santiago Creel y, lo peor, a Beatriz Paredes, luego de que fue un peligro para la candidatura de Xóchitl.
La oligarquía mexicana no puede descarrilar a la 4T. Por lo demás, la enfermedad infantil del derechismo en el conservadurismo se da en plenitud en Xóchitl Gálvez: torpe, ¿estadista monolingüe?, botarga saltarina, su gesticulación y risa contra los inmigrantes, el clasismo de Rafael Elías, su fotografía con Francisco García Cabeza de Vaca (¿quiénes son los narcos?) y Luis Almagro (el promotor de golpes de Estado en Latinoamérica)… todo fue desastre.
La oligarquía y su candidata malinchista, Xóchitl Gálvez, quemaron su última oportunidad: pidieron en Nueva York y Washington que los salvaran de su fracaso, del fiasco. No sucederá. Tampoco sucederá un debate en inglés entre Gálvez y Sheinbaum. Lo que sucederá es que los negativos de Xóchitl crecerán. Nunca entendieron que no se trata de convencer a sus seguidores, a los aspiracionistas –esos ya votarán por Xóchitl. Se trataba de convencer a los otros, esos otros a los que insultan en cada momento de cada día. Antipatriota, entreguista, Xóchitl ya nada tiene que hacer en esta elección. Es Claudia.
