Por José Jaime Ruiz
Los periodistas Tim Golden y Stephen Engelberg funcionaron como agentes activos de la DEA, como comunicadores destacados del Cártel del Chayote bilateral. La agencia norteamericana escogió muy bien sus vehículos de manipulación; instrumentos, más que periodísticos, propagandísticos: Anabel Hernández, Peniley Ramírez, Jorge Ramos, Carlos Loret de Mola, ProPublica, Deutsche Welle, InSight Crime, The Economist.
El medio de comunicación enfatiza: ProPublica es un medio independiente y sin ánimo de lucro que produce periodismo de investigación en pro del interés público. En el caso de Tim Golden, los fines políticos atentaron contra su razón de ser porque el medio produjo un periodismo de filtración no en pro del interés público, sino del interés de la DEA y, en México, del interés de la oligarquía, de la derecha y de la candidatura opositora de Xóchitl Gálvez.
Ninguna filtración equivale a una investigación. ¿Por qué la DEA no filtró su información a La Jornada (CdMX), Página 12 (Bs. As.) o La Opinión (L.A.)? Porque estos medios sí investigarían. ¿O a Diego Enrique Osorno, Julio Astillero, Sabina Berman? Ninguno de ellos ejerce un periodismo militante a favor de Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum y la 4T. No lo hizo porque no convenía a sus intereses desestabilizadores.
Hedrick Smith, en The Power Game, asegura que “quienes tienen el control de las políticas, el presidente o quien fuere de su círculo íntimo, intentarán mantener la información entre los pocos elegidos; mientras que aquellos que estén en el lado perdedor practicarán la táctica opuesta: intentarán ampliar el círculo de la información. La lógica detrás de las filtraciones es apelar a la presión pública para influir sobre quienes tienen el poder y cambiar la naturaleza de ese equilibrio en su favor. Los ganadores filtran por orgullo y los perdedores para producir cambios en las políticas”.
Joe Biden y sus funcionarios nada tuvieron que ver con la filtración, pero sí la DEA que ha sido puesta en su lugar y el presidente Andrés Manuel López Obrador ha atajado sus políticas intervencionistas. La DEA perdió con la 4T y quiso no sólo hacer cambios en las políticas del presidente mexicano, también apoyar, con su insidia, la candidatura de Xóchitl Gálvez.
Las escuelas de periodismo norteamericanas ya tienen un ejemplo de cómo no hacer un reportaje. Cualquier editor en el mundo sabe que la regla de oro de un titular es proporcionar la máxima información al lector utilizando las mínimas palabras para decir mucho en poco; sobre todo, evitar las comillas, las interrogaciones y las admiraciones. Lewis Jordan de The New York Times apelaba a que la regla del sentido común es la que debía prevalecer en un titular. Más ProDEA que ProPublica, destrozó la redacción a secas y la redacción deontológica: “¿Entregaron los narcotraficantes millones de dólares a la primera campaña del Presidente Mexicano López Obrador?”. La insidia y la intriga se cuentan solas. Thomas Oliphant, columnista del diario Boston Globe, expresó alguna vez: “El tráfico de rumores presenta grandes amenazas. Usar información atribuida a rumores devalúa el producto socavando la relación de credibilidad con el consumidor”.
Violadores del periodismo, se asumen doncellas mancilladas. Al tratar de justificar su anti-periodismo, Stephen Engelberg se rasga las vestiduras: “López Obrador ha enfocado gran parte de su ira en un artículo que publicamos el 30 de enero (…) El presidente ha atacado de forma agresiva al reportero del artículo, Tim Golden, llamándolo ‘un mercenario de la DEA’, un instrumento del Departamento del Estado y ‘un peón’, entre otras cosas”.
Difiero del comentario de Engelberg de que Golden disfrutaría un debate con AMLO en la Mañanera. A menos que sea masoquista, como Denise Dresser o Jorge Ramos y si no va a la conferencia matutina a confrontar a López Obrador es que su reportaje no tiene sustento y no tendría argumentos para debatir. Cobardía pura y pura cobardía.
“Algunos críticos de nuestro reportaje han preguntado porque indagamos en una acusación de corrupción que se remonta al 2006. Es una pregunta razonable. Nosotros lo vimos como un caso ejemplar de las presiones contradictorias que enfrentan los funcionarios estadounidenses cuando se enteran de la posible corrupción en México”.
Un caso ejemplar a destiempo. Ha corrido demasiada agua bajo el puente. La investigación de la DEA se cerró sin incriminar a López Obrador, la sincronía política, sin embargo, es espeluznante porque la indagatoria se dio en el sexenio de Felipe Calderón, cuyo secretario de Seguridad, Genaro García Luna, es procesado en los Estados Unidos por su relación con el crimen organizado y el narcotráfico.
No sólo pregunta razonable sino pertinente, ¿Golden y Engelberg no conocieron otro “caso ejemplar de las presiones que enfrentan los funcionarios estadounidenses cuando se enteran de la posible corrupción en México” entre 2006 y 2024? Pasaron 18 años desde entonces, ¿fue el único “caso ejemplar”?
Las razones de Propublica o ProDEA son sinrazones, argucias sin sentido. El timing es otro. Agentes de la DEA y/o de la CIA, Tim Golden y Stephen Engelberg funcionaron como catapulta mediática para favorecer la candidatura de Xóchitl Gálvez y minar la credibilidad de AMLO, Claudia Sheinbaum y la 4T de cara a las elecciones; sirvieron de repulsivos revulsivos en la guerra sucia, en la campaña negra para posicionar, inorgánicamente, en las redes sociales hashtags violentos y, esos sí, iracundos.
“En este caso llegamos a un acuerdo con InSight Crime que trabajaríamos de forma independiente cada uno por su lado para producir los reportajes más detallados y cuidadosos que pudiéramos, pero coordinaríamos la fecha de publicación. Demoramos la publicación y reescribimos nuestros reportajes para responder a una petición de la DEA para que no nombráramos ninguna fuente confidencial”.
Sincronía, titular insidioso, intriga; no oficio periodístico, oficio de escribas, amanuenses de la DEA. El tráfico de rumores como arma política. La información que no es verificable ni verídica es simple calumnia. ¿Hechos? ¿Cuáles hechos? Información presionada no por la investigación periodística sino por imperativos políticos: manipulación, Cártel del Chayote.