Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Hágase justicia, en los bueyes de mi compadre.” // Proverbio mexicano
Montados en la ola de lo “políticamente correcto”, hoy todos hablan acerca de la contaminación y de lo preocupados que están por el aire que respiramos; lanzan gritos y consignas, emiten alertas y exigencias, aprovechan cuanto micrófono y reflector existen para fijar su postura, pero en realidad los veo haciendo poco, casi nada.
Son los mismos que no se bajan del carro para ir al Oxxo que está a una cuadra, que religiosamente encienden el carbón, se necesite o no, cada fin de semana, que talan árboles, que tiran basura por doquier y que contaminan el ambiente de una y mil maneras.
Ser “correcto” en nuestro tiempo a la vista de todos resulta bastante sencillo, sólo hay que publicar algunas historias, un videíto, escribir unas líneas y “voilá!”, ya eres un ser humano comprometido con el planeta; lo difícil, es realmente serlo.
Porque seguir sin apostar en resolver de verdad el tema del transporte público en nuestra metrópoli es una forma de incrementar la contaminación, como también lo es el propiciar el caos vial reduciendo carriles y ampliando banquetas, o construyendo un puente inútil que conecta dos parques y que únicamente vino a limitar la circulación de Morones Prieto.
Sí, hay que revisar las emisiones de la Refinería y hay que exigir a las empresas que se comprometan con la ciudad, pero lo más importante es crear conciencia y combatir la contaminación que generamos cada uno de nosotros.
Dejemos de pedir justicia “en los bueyes de mi compadre” y empecemos por implementar pequeñas soluciones en los bueyes propios.
