Por José Jaime Ruiz
Categórica, la instrucción vino desde el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales.
–Claudio, la DEA ya tiene lista la Operación Polanco, te encargo. Mueve los hilos.
–Así será. ¿Dónde empiezan?
–Deutsche Welle, ProPublica, Insight Crime, Atlas Network… la andanada del New York Times será la cereza.
–Perfecto.
El señor X toma su teléfono y marca. Del otro lado Loret contesta.
–Hola, jefe…
–Washington ya dio luz verde. Prepárate. Sigue jodiendo a los hijos de AMLO. Viene lo bueno. Después del chingazo tendrás que entrevistar a Golden, Tim Golden.
–Lo que usted mande, jefe.
El señor X toma de nuevo su teléfono y marca. Del otro lado la señora X contesta.
–Hola, jefe…
–Washington ya dio luz verde. Sigue jodiendo a López Obrador y muévele al juego de Loret sobre la corrupción de sus hijos. Ya viene lo bueno… lo vamos a relacionar con el narco. Te explico en persona. Prepárate. Harás una gira por Nueva York, Washington y Madrid. También está lista la marcha del 18 de febrero. Te aviso que tú no irás y Lorenzo será el orador único.
El señor X cuelga. La señora X da unos brinquitos, se sienta de nuevo, saca el chicle de su boca y lo pega debajo de su mesa. El señor X hace cuentas.
No invertirá mucho en las croquetas de Riva Palacio, García Soto, Aristegui, Maldonado, Krauze, Brozo, Dresser, Peniley, Ramos, Anabel, Castañeda, Aguilar Camín, Azucena, De Miauleón…
La señora X da unos brinquitos de nuevo, se sienta, busca el chicle debajo de la mesa, lo despega y lo mete de nuevo en su boca.
Zambombazo. La calumnia de Tim Golden y Anabel Hernández se posiciona. Ahora, piensa el señor X, hay que darle a los hashtags de narcopresidente. Luego al de narcocandidata, para joder también a Claudia. Toma el teléfono.
–Pinche Xóchitl. ¿Quién te dijo que salieras por la puerta de atrás en Nueva York? ¿Y quién es el pendejo de Rafael Elías? Nomás la viven cagando. Graba un mensaje amable para los inmigrantes en Central Park o donde quieras. Y espero que en el Wilson no te valga wilson.
–Bueno, jefe, la pendejié –contesta la señora X y escupe el chicle gringo que mastica.
El señor X toma su teléfono y marca. Del otro lado la señora X contesta.
–Pinche Xóchitl. ¿Cómo que no te recibió Feijoó? ¿Y qué pasó con Vargas Llosa? ¡Puta madre, la viven cagando! Espero que en el Vaticano te recuperes del desastre de tus giras.
–Bueno, jefe –contesta la señora X y piensa: “Si ahí está, ¿puedo pegar mi chicle en la Puerta de Alcalá?”.
Zambombazo. Atlas Network y las granjas de bots hicieron su chamba. El regocijo recorre al señor X: “¡Hasta que dimos una, chingao!”. Constelaciones de posts con hashtags en contra de Andrés Manuel y Claudia. “¡Golazo! ¡Golazo! ¡Somos tendencia con más de 170 millones!”. Y, sin embargo, una tarjeta informativa enchueca el entusiasmo de la derecha: “Jefe, busque los posts de un tal Julián Macías Tovar”.
El gozo al pozo. Dato mata relato: “Cambien ya al coordinador disléxico del trollcenter de Xóchitl. Otro HT con error de ortografía con más de 50K tuits publicados por 4K cuentas diferentes en la última semana. De nuevo más de la mitad publicados desde Argentina, España y Colombia #NarcoGobiermoAMLO”. Dato mata calumnia: Roberto Salinas León, director de Atlas Network en LATAM, y primo de Ricardo Salinas Pliego, es quien dirige la guerra sucia contra Sheinbaum y López Obrador.
El señor X toma su teléfono y marca. Del otro lado la señora X contesta.
–¡Ya viste que desmontaron nuestra farsa digital! ¡Y tú con tu puto chicle en el INE!
–Era una pastilla, jefe…
–¡No mames! ¡Qué pastilla ni qué la chingada! ¡Cada vez más abajo en las encuestas y tú cagándola! ¿Qué cuentas quieres que le dé a Washington?
–Bueno jefe, ya, la pendejié…
–Ahí viene el New York Times. Ya verán… Lodo, lodo, lodo, necesitamos más lodo.
El señor X cuelga. “Tanta lana metida a los trolls, a la marcha. ¿Qué sigue? Chingar la elección. Insistir en el narcopresidente, en la narcocandidata, hasta donde tope”, reflexiona, “el golpe blando, claro, al fin y al cabo para eso le pagamos a Norma Piña”.
En la casa roja la señora X eructa, la pizza estuvo buena. Abre la caja de chicles, uno, dos, tres, cuatro, los pone en su boca. “¿Y todo para qué?”, se pregunta. Entiende muy bien de qué lado –en estas elecciones– masca la iguana: “¡Pos no pegó el chicle!”.
