Una lancha rápida huidiza complicó la persecución de la Guardia Costera de Los Ángeles, la cual tuvo que internarse en aguas internacionales durante 27 horas, hasta que finalmente el 1 de marzo de 2023 logró interceptar al navío a 200 millas de las costas mexicanas; publicó MILENIO.
Los narcotraficantes traían 960 kilogramos de cocaína con un valor estimado de 28 millones de dólares.
El informe oficial de las autoridades estadunidenses revela que para realizar el arresto de siete personas que viajaban en la embarcación trabajaron en conjunto con elementos de la Secretaría de la Marina Armada (Semar). La tripulación del Active pudo llenar la bitácora correspondiente con la satisfacción del deber cumplido.
Una investigación realizada por MILENIO, basada en los reportes de las divisiones San Diego y Los Ángeles de la Guardia Costera, las cuales patrullan desde las aguas tropicales de Ecuador hasta las mareas del sur de México, revela que los guardacostas de esta zona han realizado 17 misiones exitosas en los últimos cuatro años, pero no siempre han sido tan activos ni tan eficientes.
Y es que los marinos han arreciado la andanada contra los ex pescadores que suelen contratar los capos mexicanos, colombianos y ecuatorianos.
En 2020, la Guardia Costera capturó una embarcación con 11.7 toneladas de cocaína, para 2021 duplicó su récord a dos navíos interceptados, los cuales traían 7.1 toneladas, y en 2022 mantuvo sus niveles al atrapar dos lanchas rápidas que transportaban 5.6 toneladas del mismo estupefaciente.
El gran salto en golpes al crimen organizado ocurrió el año pasado, cuando los policías marinos detuvieron doce embarcaciones que llevaban al menos 17.2 toneladas hacia las costas del Pacífico estadunidense.
Aunque la cantidad exacta es difícil de establecer, porque una buena parte de las bitácoras son escuetas, el mayor decomiso ocurrió en julio de 2023: los guardacostas impidieron que 5 mil 261 kilogramos de coca llegaran a las calles de Los Ángeles y San Diego.
Los reportes del Departamento de Justicia muestran que el Océano Pacífico Oriental Tropical, como se le llama a la extensión de aguas internacionales que colinda con las costas de México, Centroamérica y Ecuador, se ha convertido en un verdadero Triángulo de las Bermudas para los narcotraficantes: en los últimos cuatro años la Guardia Costera estadunidense logró “desaparecerles” mil 755 millones de dólares en incautaciones de drogas de viajaban en submarinos y lanchas rápidas.
En las cortes estadunidenses hay condenas que revelan que los traficantes marinos provenían principalmente de Ecuador y Colombia, pero, según sus propios testimonios, trabajaban para el cártel de Sinaloa o el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Usualmente, quienes son detenidos son ex pescadores convertidos en contrabandistas que, por pocos dólares, aceptan manejar las lanchas rápidas. Estos, cuando no corren con suerte, después de unas millas son detenidos por la Guardia Costera de Estados Unidos.
Ley Marítima de Drogas de 1986
Pese a los logros, el trabajo de los policías marinos ha sido cuestionado, pues patrullan en zonas que no son de su país. Se justifican con la llamada Ley Marítima de Drogas, de 1986, la cual estableció el contrabando de drogas en aguas internacionales como un delito en contra de Estados Unidos, pero hay muchos casos en que los guardacostas actúan incluso cuando no hay pruebas de que el cargamento de droga de los barcos extranjeros se dirigiera hacia sus playas.
Lo cierto es que en las páginas web de esta entidad gubernamental es prácticamente imposible encontrar detalles de cómo llevaron a cabo las operaciones. Es como navegar a oscuras.
Los datos aparecen poco a poco, como salpicados, en conferencias de prensa cuando informan sobre el regreso de los navegantes o presentan fotografías de los agentes besando a sus esposas luego de haber propinado algún fuerte golpe al narcotráfico.
Pierden millones en alta mar
Los documentos de la Guardia Costera consultados por MILENIO consignan 17 misiones entre 2020 y el inicio de 2024. De manera genérica se reportó la localización de al menos un submarino, además de varias lanchas.
Durante esos cuatro años fueron incautados 41 mil 793 kilos de cocaína, cuya versatilidad permite que sea empacada en pequeños rectángulos recubiertos de cinta adhesiva. También se aseguraron 13 mil kilos de mariguana, una droga que usualmente transitan por las fronteras terrestres.
Tal cantidad de estupefacientes incautados le hizo perder a los cárteles de la droga unos mil 755 millones de dólares, cálculo que se hace tan sólo por la ganancia en el mercado negro de la venta de cocaína.
El sangrado a las finanzas de los cárteles ha fluctuado: en 2020 les arrebataron el equivalente a 390 millones de dólares, en 2021 unos 457 millones de dólares, en 2022 alrededor de 241 millones de dólares y en 2023 superaron los 667 millones de dólares.
Las tripulaciones que lograron los decomisos fueron, por ejemplo, las del USCGC Waesche, del USCGC Activo, del Steadfast o del Bertholf, naves que miden más de 100 metros de eslora y que a pesar de su tamaño cuando surcan el mar parecen ligeros.
En distintos videos y comunicados la Guardia Costera se vanaglorian de su capacidad para combatir a los cárteles.
“Como su Guardia Costera, utilizamos nuestras capacidades como servicio militar y agencia de aplicación de la ley para asegurar la frontera marítima de la nación y desbaratar la actividad ilegal de cárteles peligrosos”, dijo la vicealmirante Linda Fagan, comandante de la Guardia Costera del Área del Pacífico.
Semisubmarinos desde Colombia
Es difícil saber qué tipo de embarcación con droga descubre la Guardia Costera en cada incautación, ya que en pocos informes revelan el modelo exacto interceptado, pero en aquellas en las que sí hicieron públicas las características destacan semisumergibles y lanchas rápidas.
Por ejemplo, en un video en el que el Coast Guard Cutter Waesche (WMSL-751) intercepta un semi submarino en las aguas del Pacífico Oriental, puede verse como el 20 de noviembre de 2023 se llega hasta el costado del sumergible.
Los guardias, vestidos militarmente, gritan en español bien pronunciado “¿Cuántas personas hay a bordo?”. Desde la cubierta del sumergible tres hombres vestidos con bermudas, pants deportivos, botas de pescador hasta la rodilla y camisetas de tirantes blancas, responden: “cuatro”.
En ese video se distingue el semisubmarino color turquesa, algo gastado por la sal del mar y muy largo. “Somos de Estados Unidos”, informa un agente de la Guardia Costera, el mismo que les pregunta de dónde son: “Colombia”, responden. Ese día encontraron a bordo de la nave interceptada dos mil 510 kilos de cocaína.
Durante estos años los montos de las drogas incautadas por misión han alcanzado, por lo bajo, unos 18 millones de dólares, pero en otras la cifra alcanza increíblemente los 390 millones de dólares. Y todo eso viaja rompiendo las olas.
Malas prácticas de la Guardia Costera
Aunque el número de detenidos durante estos últimos años tampoco ha sido publicado, a través de los comunicados a los que titulan ‘Returns home’ (“de vuelta a casa”) la Guardia Costera ofrece algunos datos sobre los detenidos durante las misiones en el Pacífico. Por ejemplo, en cinco misiones se informó de 52 personas arrestadas, aunque no se detalló sobre sus nacionalidades.
Sin detallar con exactitud sus actividades, cuentan que al realizar vigilancia en noviembre del 2023 detuvieron en operativos cerca de Ecuador a 26 personas y en diciembre a otras seis; asimismo, el 6 de diciembre del año pasado hubo eventos en los linderos de las costas mexicanas y centroamericanas donde detuvieron a 13 personas y el 19 de abril arrestaron a otras siete personas.
En los documentos del departamento de Justicia apenas hay información para entender quiénes son, cómo y para quién trabajan algunas de esas personas detenidas por la Guardia Costera.
Por ejemplo, en julio de 2022 recibió sentencia un oaxaqueño de 52 años llamado Luis Alberto Bran López, detenido el 14 de enero de 2021 cuando iba a bordo de una embarcación con otras seis personas. Navegaban a unas 212 millas náuticas al sur de Huatulco y transportaban 760 kilos de cocaína.
Pero su historia ilustra cómo estos hombres, el eslabón más bajo del narco, a veces están dispuestos a inventar una historia para no delatar a sus jefes o sus peligrosos clientes.
Bran López dijo ante los guardias costeros de Estados Unidos que estaban pescando tiburones. Salvo que no era muy creíble porque faltaba equipo de pesca, no había hielo ni cebo a bordo.
Una vez llevados a Estados Unidos para enfrentar un juicio en la Fiscalía de Florida, Bran dijo a los agentes federales que había engañado a sus cómplices haciéndoles creer que iban a un viaje de pesca cuando, en realidad, iban a una actividad de contrabando. Según el mexicano lo hacía porque su familia había sido secuestrada.
El tribunal rechazó esta explicación y concluyó que Bran Lopez había obstruido la investigación, por lo que fue sentenciado a pasar 21 años de prisión. Junto con él, otros tres mexicanos y tres ecuatorianos –a quienes según Bran había engatusado– fueron procesados.
El hecho es que, al menos públicamente, Bran prefirió la prisión antes de delatar a los miembros del cártel para quienes habían trabajado mexicanos y ecuatorianos. De ese tamaño puede ser el miedo.
Pero no siempre se puede ocultar el origen de los envíos. El pasado 6 de enero, en una operación llamada Gran Fénix 03, las autoridades de Ecuador y Colombia revelaron que los hermanos colombianos Hader y Dairon Aurelio Cuero Valencia, mejor conocidos como ‘Curva’ y ‘Chanchi’, enviaron grandes cargamentos de cocaína desde Ecuador hasta México a través de embarcaciones. Según información de inteligencia de los países andinos, los hermanos eran aliados del cártel de Sinaloa.
Una pista más. El 26 de enero de 2022, con la extradición de un colombiano llamado Óscar Adriano Quintero Rengifo, alias ‘Guatala’ pero mejor conocido como ‘El rey de los sumergibles’, se revelaron más detalles sobre el tráfico desde Colombia hacia México a través de aguas internacionales.
Él en particular lo hacía en embarcaciones semisumergibles autopropulsadas desde Sudamérica hasta Guatemala, en las que la cocaína se contrabandeaba a través de la frontera sur de México y de ahí a Estados Unidos.
No obstante, organizaciones y activistas en Ecuador y Colombia han denunciado que en la mayoría de los casos que la Guardia describe, los traficantes resultan ser pescadores, gente muy pobre y de bajos recursos que se vio obligada a trabajar para los narcotraficantes.
Organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles revelaron casos en los cuales la Guardia Costera tuvo detenidos hasta por un mes, en altamar, a los pescadores. A los arrestados se les suele encadenar a las cubiertas de los barcos y se les niega alimentación y atención médica.
Imagen portada: Especial | MILENIO