Por Francisco Tijerina Elguezabal
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.” // Groucho Marx
Diese la impresión de que se trata de complicar la existencia, de ver la manera de obligarte a pasar por engorrosos trámites y cumplir con innumerables requisitos, algunos que ya cumpliste el año anterior y muchos años anteriores y que quienes lo solicitan pueden verificar a un “click” de distancia, pero no, “traiga usted una copia certificada fechada este mismo mes, si no, lo descartamos”.
Ayer un amigo que brinda servicios a distintos niveles y oficinas de gobierno se quejaba amargamente: “O trabajo o les cumplo sus antojos”, decía y es que cada año, con la renovación de los contratos, el hombre se ve obligado a reunir un montón de papeles, muchos de ellos los mismos, para una dependencia y otra.
Y cuando se trata de una Constancia de Situación Fiscal, bueno; pero cuando te vuelven a pedir el Acta Constitutiva de una empresa y el certificado de vacunación del perro que has entregado cada año durante largo tiempo, te empiezas a encabritar.
Desde hace un par de años a alguien dentro de los sistemas anticorrupción se le puso que los proveedores tenían que capacitarse con un “Curso de Prevención y Concientización sobre las faltas Administrativas y Hechos de Corrupción” y uno dice, “bueno, está bien, para saber sobre el tema” y te zumbas de cursito en línea.
Lo malo viene cuando seis oficinas distintas de gobierno, entre estatales y municipales, te ponen como requisito el reventarte el dichoso curso, en algunos casos de manera presencial, y resulta que en todas las ocasiones se trata de presentaciones idénticas a las que sólo les cambian el nombre y las imágenes, pero son exactamente iguales.
¿Qué no habrá forma de que en los requisitos digan: “si usted ya tomó el curso en otro lado, mande su certificado” y ya, pero ah, no, aquí lo tiene que tomar para cumplir con la normativa y se aclimata o se aclichinga.
El Estado cuenta con una Comisión Estatal de Mejora Regulatoria, a cargo de Mariela Saldívar, de quien no tenemos muy claro qué ha hecho en su paso por la dependencia, pero sí sabemos lo que no ha hecho: resolver este y otros trámites parecidos.
¿Por qué Mariela? Porque la dependencia que dirige tiene es la encargada de implementar acciones que contribuyan a la generación de regulaciones con mayores beneficios que costos para la sociedad, la simplificación de trámites y servicios, fomentar la transparencia, la competitividad y el empleo, fungir como enlace oficial de coordinación con la federación, estados y municipios en lo correspondiente a esta materia y celebrar convenios con los mismos, para el desarrollo de programas encaminados a esos fines, entre otras cosas.
Pero no, Mariela tiene puesta “alma, vida y corazón” en su siguiente objetivo y mientras tanto que los ciudadanos y en especial los proveedores que se frieguen.
Bendita “tramititis”, ¿qué haríamos sin ti?
