Por Félix Cortés Camarillo
¡Ahí viene la plaga!
Apresurado por la agresión del presidente de México, el diario The New York Times hizo público un reportaje de investigación sobre los nexos de Andrés Manuel López Obrador y gente de su cercanía, al grado familiar, con los capos del narcotráfico de México. Eso es lo que sé.
También sé, que en la disciplina ética de los medios de comunicación de los Estados Unidos, cuando se prepara una historia del calibre que indudablemente es ésta, se informa a los presuntos involucrados informándoles de la intención y el contenido, para invitarles a que expresen su opinión o contesten algunas preguntas relativas al asunto. Eso hizo precisamente la señora Natalie Kitroeff, joven que encabeza la corresponsalía del diario neoyorquino en la Ciudad de México.
La periodista hizo llegar una carta al vocero presidencial Jesús Ramírez dándole la información, sometiendo siete preguntas a la Presidencia y dando un plazo perentorio para que las 17 horas del martes se le diera respuesta pidiendo informar al teléfono de Natalie, incluido. A modo de respuesta, en su sermón matutino el presidente leyó la carta dirigida a su sirviente, incluyendo el número telefónico de la periodista para que le lluevan mensajes de cariño, llamó al periódico “pasquín inmundo”, y pidió al gobierno de los Estados Unidos que no se meta en los asuntos internos de México.
En primer lugar, y a diferencia de lo que Lopitos cree, en los Estados Unidos los periódicos no responden a directrices políticas del gobierno; en consecuencia, el gobierno de Biden no tiene responsabilidad alguna de lo que se publique en un diario, así sea muy importante. Al parecer, el reportaje que ya estamos esperando con ansia los lectores del Times, se basa en investigaciones de la DEA, que incluyen testimonios de narcos mexicanos, bajo el popular y estúpido programa de testigo protegido. En base a ello se formulan las siete preguntas que el presidente López rechaza. Y le enojan.
Sería similar a si Joe Biden acusara al gobierno de México por una nota en el periódico que usted guste, diciendo que al presidente gringo ya se le van las chivas al río y confunde al presidente de Egipto con Lopitos.
En segundo lugar, el presidente López puede tener la opinión que le plazca sobre el New York Times. Mi sugerencia es que, si piensa que es un pasquín inmundo, simplemente que no lo lea; yo no creo que lo haga. En la entrevista a la periodista rusa para elogiar a su Delfina Claudia Scheinbaum, reconoció que él no habla inglés, pero que eso le sirve para pensar las respuestas en el tiempo de la traducción; viejo recurso de los políticos chinos.
Mi tercera observación es más seria. Al dar a conocer el número privado del teléfono de la periodista norteamericana, Lopitos sabe que con toda mala intención la está exponiendo –por lo menos– a una avalancha de agresiones y amenazas verbales. Solamente faltaba que en su mañanera diera a conocer el domicilio de la corresponsal en la Ciudad de México con las consecuencias previsibles. Quién resulte responsable.
No hay más qué decir. Hay que leer con detenimiento el reportaje, que en la mañanera será nuevamente negado.
Tal vez valga la pena recordar algo que un amigo mío dice con frecuencia en la tele: dentro de un año, Lopitos ya no va a estar en Palacio Nacional. Nosotros, los que no pensamos como él, aquí seguiremos. Y el New York Times –que por cierto tiene entre sus accionistas a un mexicano- seguirá siendo ese pasquín inmundo que ha sido desde 1851.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): La desbandada de los partidos políticos solamente documentan la ineficacia y anquilosamiento del sistema político mexicano. Gane quien gane, hay que sacudir el árbol para que caigan las manzanas podridas.
felixcortescama@gmail.com