Por José Jaime Ruiz
Un fantasma recorre América, el fantasma del humanismo. Todas las fuerzas de la vieja América se han unido en santa cruzada contra este fantasma: la DEA y The New York Times; Claudio X. González y Xóchitl Gálvez; Ricardo Salinas Pliego (TVAzteca), Alejandro Junco (Reforma) y Juan Francisco Ealy Ortiz (El Universal); Tim Golden, la CIA, Carlos Loret de Mola y sus polizontes rémoras; los oligarcas mexicanos y Norma Piña; Felipe Calderón, Genaro García Luna y el narco; Atlas Network… Un fantasma recorre América, el fantasma del humanismo mexicano: la tarea es combatir la desigualdad y provocar la revolución de las conciencias.
Lawfare o golpe de estado blando, es igual. En alguna oficina de Washington DC ya se trazó la ruta para continuar con el extractivismo del país. El peligro –en realidad nunca lo fue– no es ser Venezuela sino la Argentina de Milei: argentinizar a México, echar abajo el proceso descolonial, de emancipación, de democratización, de libertades e igualdad.
Superados democráticamente (las tendencias de las encuestas son irreversibles), ahora lanzan su tormenta de mierda a través de las redes sociales y los millones de bots en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum y la 4T. Polarizan la política: democracia o dictadura desde la tercera pista del circo en la voz del ventrílocuo Claudio X. a través de Brozo quien, más que náusea, da tristeza.
Ideológicamente estériles, son “excluidos integrados por su propia exclusión” ya que “la verdad es irrelevante” (Riva Palacio) o “Yo tenía la solución, esta campaña no se gana con publicidad, se gana con propaganda y mientras más mentiras contra Morena mejor te va” (Alazraki). El problema es que esa argumentación ya no funciona. Montaje tras montaje, la realidad terminó por destruirlos. La credibilidad se agotó; la narrativa del odio, también. Su respaldo real se derrumbó, por eso el metaverso de los bots, esa caverna de Platón, bien fondeada con millones de dólares.
Claudio X./óchitl construyen un golpe de estado. El mejor antídoto es golpear a los golpistas, sin miramientos, sin piedad, atacar sus vulnerabilidades, destrozarlos públicamente, aplastarlos política, mediática, ideológica y moralmente.
Xóchitl, porque es tan estúpida, es insuperable (“Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”, Martin Luther King). Xóchitl no está hecha para el debate (fue fundida en el Senado por una profesora de Física cuando quiso discutir de kilowatts; también Andrea Chávez le puso otra chinga en un programa de TV). Quebrar su fragilidad una y otra vez en sus conferencias debe ser sistémico. La participación de Álvaro Delgado y Máximo Allende, en ese sentido, ha sido una anomalía. Los periodistas y los yutuberos pro4T debieran ser una constante participativa, deliberativa. Xóchitl está fastidiada.
“El político que crea una práctica duradera, que transforma una idea en acción e institucionaliza esa idea, es aquel que tiene a la verdad de su parte. Cómo un político articula todo esto es una cuestión secundaria. No es el fin que justifica los medios lo que se considera correcto, histórico e inmortal, sino un actor que atrapa a sus escépticos y críticos de todos los períodos y una enorme variedad de culturas en la misma forma de vida y de política. La verdad se considera lo que sigue siendo recordado, mientras que el fracaso es condenado a muerte y estigmatizado como fiasco y vergüenza. La verdad es éxito y, a la inversa, el éxito es verdad (Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida. Zygmunt Bauman y Leónidas Donski, Editorial Paidós).
Golpear a los golpistas: Claudio X. González y su relación documentada con el narco en Nicaragua; Carlos Loret de Mola y su trabajo orgánico con Genaro García Luna; la DEA y su injerencismo; Gálvez como candidata del PRIAN, de los corruptos Alejandro Moreno y Marko Cortés; desmontar las mentiras de los medios de manipulación trasnacionales, ridiculizar al NYT y Univisión, pegarles donde más les duele, en su “reputación”, en su prestigio; Lorenzo Córdova y su prianismo, su racismo, su clasismo; desmentir y caricaturizar a los tinterillos: Riva Palacio, Krauze el Senil y Krauze Jr., De Miauleón, Azucena, Aristegui, Dresser, Peniley, Brozo, Jorge Ramos, García Soto y tantos otros, los de la infame turba.
No sólo el chicle, el teléfono o la anécdota cotidiana, lo profundo es evitar el golpe de estado diseñado desde Washington. Por eso la próxima concentración en el Zócalo debe ser la mayor concentración vista en este país para aupar, arropar a la 4T. Y, así, golpear a los golpistas, aplastarlos política, mediática, ideológica y moralmente. Avergonzarlos, estigmatizar su fracaso porque un fantasma recorre América, el fantasma del humanismo mexicano.