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Por Félix Cortés Camarillo

El pasado jueves, una estudiante de enfermería en la universidad de Augusta, en Atlanta, salió a correr en los alrededores de los dormitorios. No regresó. Hoy, un José Luis Ibarra, venezolano que entró ilegalmente a los Estados Unidos hace dos años, se encuentra sujeto a juicio por el homicidio, de un golpe en la cabeza, de la joven Laken Riley, de 22 años.

La nota no hubiese pasado de las páginas rojas de los diarios del condado de Athens, que tiene 130 mil habitantes: hoy se encuentra sin embargo en el centro de las discusiones electorales rumbo a la presidencia de los Estados Unidos, y en la atención de todos los medios nacionales de información. El principal tema a discutir sobre quién será el próximo presidente reside precisamente en la frontera con México y en la política migratoria de ese país en estos momentos.

Las estadísticas muestran que el índice de empleo para los norteamericanos de origen no ha logrado llegar a los índices previos a la pandemia; para los inmigrantes, legales o no, sí lo ha hecho.

Se olvida la estadística de decir que a los inmigrantes se les suele pagar menos.

Ayer mismo, el más vigoroso atacante de la política de Joe Biden, el republicano Donald Trump, acudió a la frontera con México, precisamente a Eagle Pass –frente a Piedras Negras, Coahuila– en donde se ha concentrado un número enorme de migrantes que quieren entrar a su país. El discurso de Trump, como todo lo suyo, es simple y eficiente: Joe Biden ha facilitado la “invasión” de los Estados Unidos por millones de inmigrantes ilegales. Los seguidores de Trump no vacilan en afirmar que la sangre de la joven Riley está en las manos del presidente Biden y de Mayorgas, su jefe de seguridad nacional. La culpa de todos los males es la porosidad de la frontera con México y la débil política de represión a los inmigrantes ilegales.

Joe Biden, consciente del peso decisivo que el tema de la frontera y los migrantes ha tomado, viajó ayer a Brownsville, al otro lado del Bravo frente a Matamoros. Los dos puntos en el estado de Texas.

Para que no hubiera duda, la cadena de televisión norteamericana Fox News publicó anoche su encuesta afirmando que para el 84 por ciento de los norteamericanos el problema migratorio era muy serio. Su conclusión: “para Biden, la cosa es primero los ilegales, y en segundo o tercer lugar los norteamericanos nacidos aquí”.

Se supone que mañana habrá en la Ciudad de México una reunión de “alto nivel” entre los dos países. Los dos temas: el narco presidente y la migración. México va a pedir, dice la secretaria de Relaciones Exteriores, que el gobierno de enfrente legalice la situación de más de cinco millones de mexicanos que están ya de aquel lado, sin papeles.

Santa Claus existe. 

Cualquiera que sea el resultado, lo que no debemos dejar pasar es que el ambiente anti mexicano de aquel lado de la línea se está intensificando y que tendrá un efecto principal en los resultados de las elecciones de noviembre. En todo caso, no serán buenos para nadie.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): La ofensiva del presidente de Francia en el seno de la Unión Europea no tuvo éxito. Él propuso el envío de tropas de los estados miembros de la OTAN, a donde la siempre neutral Suecia acaba de ser aceptada, para apoyar a Ucrania contra la invasión rusa. De España a Polonia la respuesta ha sido tibia. Alemania enviaría apoyo militar, más no terrestre. Rusia advierte que la intervención militar de uno solo de los países de la OTAN en Ucrania equivaldría a una guerra en su contra. Sin querer queriendo, Putin dijo que tiene armas nucleares.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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