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Crónicas de El Chapeados: “Pilo, encárgate”

Por Francisco Tijerina Elguezabal

“Un periódico consta siempre del mismo número de palabras, haya noticias o no las haya.” // Henry Fielding

Como ya comenté “El Chapeados” era punto de reunión y convivencia de políticos, empresarios, profesionistas y también de obreros, maestros y el resto del peladiaje que acudía a saciar la sed y departir con los amigos.

Todavía a mediados de los 80’s el bar tenía un lugar especial, un privado que únicamente ocupaban ciertas personalidades que se daban cita al mediodía y no se juntaban con la prole, entre ellos don Jesús D. González, ex alcalde de San Pedro y fundador de Multimedios Estrellas de Oro, el Canal 12 y los periódicos “El Diario de Monterrey” y “Extra! de la tarde”.

Un día como cualquier otro el lugar se encontraba lleno y como siempre el vendedor de los vespertinos dejó sus ejemplares. El “Extra!”: incluía en la portada la columna “La Polaka”, que escribía Víctor Salvador “Vico” Canales (aunque no la firmaba), y que ese día dedicaba al entonces diputado local panista Mario Aguirre Villafaña, pegándole un repaso de órdago.

Mario se destacaba, entre otras cosas, por su enorme estatura y corpulencia, tanta que le apodaban “El Supermán” y fue campeón nacional de beisbol y softbol, además de aguerrido activista político. Ese día “El Supermán” estaba en “El Chapeados” y no faltó quien le comentara y compartiera el escrito del periódico.

Aguirre a voz en cuello lo minimizó y criticó, pero todos estábamos inquietos porque sabíamos que no tardaría mucho en llegar don Jesús al lugar, como ocurrió, y al empujar la puerta saludó con aquel vocerrón: “¡Buenas tardes!”.

Entonces, desde el otro lado del bar Mario Aguirre soltó una sonora mentada de madre y agregó: “Su periódico no vale madre”, al tiempo que a grandes zancadas cruzaba la cantina.

Don Jesús, que ya se adentraba en el privado se regresó preguntando también a gritos: “¿Qué, qué? ¿Quién dijo eso?” y Mario lo encaró: “¡Yo!”.

Al ver el tamaño del pelado el empresario de medios de comunicación le sostuvo la mirada y expresó: “¡Pilo –refiriéndose a su chofer y asistente– encárgate!”.

Y el pobre Pilo, que apenas levantaba como un metro 60 del piso y acababa de cruzar la puerta sólo atinó a responder: “Ay, don Jesús”.

En ese momento fuimos varios los que saltamos y nos interpusimos entre Aguirre, Pilo y don Jesús para evitar el pleito, llevándonos al diputado al otro extremo de la barra mientras Pilo recuperaba el color y don Jesús se introducía al privado.

No pasó del susto, pero eran momentos únicos que sólo podían vivirse en un lugar como “El Chapeados”.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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