Por Félix Cortés Camarillo
Ojo de Maple. Para eso nos gustabas, che Trudeau.
Ches canadienses –y eso no tiene que ver con Martin Fierro– tan malagradecidos ellos; no son chés, esos son los argentinos, sino ches: pinches, vaya. Pinches malagradecidos.
Desde la medianoche de ayer, hora del Este, cualquier ciudadano mexicano tiene nuevos obstáculos para entrar al territorio de Canadá. Una visa, por ejemplo; hay países que todavía se los piden a los ciudadanos de otros países que no son confiables.
Claro, en Canadá existe un sistema que se llama ETA, en que por la computadora puede uno hacer el trámite y pagar siete dólares canadienses para ingresar legalmente a aquel país. Si uno tiene una visa válida para entrar a los Estados Unidos eso facilita las cosas. O sea, que no hay tanto pedo.
Por lo menos así entendí la reacción de Lopitos esta mañana, cuando afirmó que estas medidas afectan solamente al cuarenta por ciento de aquellos que quieren viajar allá. Tiene razón, no es para tanto; cuando yo tenga lana suficiente para ir a Victoria, en la costa oeste, que me dice mi hermano Guillermo Ceniceros que es maravillosa, ya me preocuparé.
Entre los datos que surgieron alrededor de las medidas canadienses, resulta que hace diez años había 110 solicitudes de asilo de mexicanos en Canadá; ayer el número era de veinticinco mil. Algo anda mal en la tierra de Jauja cuando tantos paisanos quieren irse de ella.
Por lo que dijo el presidente López, se les olvida a los canadienses que, en las negociaciones para renovar el Tratado de Libre Comercio de los tres países, que por cierto inventó y puso en la historia el odiado e impronunciable Carlos Salinas de Gortari, el entonces presidente Trump de los Estados Unidos quería un matrimonio de dos, dejando fuera a los de la hoja de maple. Se les olvida que el presidente López –él dice– tuvo que hablar con su amigou Donald para convencerlo y lograr así que Canadá pudiera entrar al exclusivo club. Pinches malagradecidos.
Les podemos a pagar con la misma moneda.
¿Qué tal que les pedimos a los canadienses que de hoy en adelante vayan a comprar una visa al más próximo consulado mexicano en su país –que es particularmente grandote– antes de subirse a un avión y venir a refocilarse a las playas de Cancún, Acapulco, Manzanillo, Mazatlán o Los Cabos? ¡Qué se jodan por tener tan débil memoria!
Les va a dar un gusto a los hoteleros y operadores turísticos de México con la baja de visitantes de allá. Pero la soberanía y la persona del presidente López están por encima de todo.
Por eso, el presidente López no acudirá a la junta Cumbre de América del Norte en Canadá. Lo van a extrañar mucho, como lo vamos a extrañar los mexicanos después de octubre de este año.
Pero el estigma ahí queda: ches canadienses, che Trudeau. Los mexicanos le llamamos ojo de maple, por no llamarle hijo de… lo que no permite el mojigato de Elon Musk que se publique en su red. Pero nosotros sí sabemos.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Hoy comienza realmente el circo de tres pistas que ya tiene rato en las pantallas: las campañas electorales. Todos estaremos concentrados en las dos mujeres que quieren ser presidente. Se nos olvida que lo más importante es el Congreso y si lo va a dominar el presidente López. Y, más importante que ello, ¿en cuántos distritos electorales del país se podrá votar libremente y en paz? Se aceptan apuestas.
felixcortescama@gmail.com