Por José Jaime Ruiz
Lo posteó Sabina Berman: “Ahí viene la 2nda etapa de la Guerra de Desinformación: decir que el Narco controla las elecciones. Chequen a los comentaristas… La 3era etapa: declarar el resultado ilegítimo. Tanto trabajo que nos costó la Democracia para que vengan a enlodarla”. La primera etapa no sólo de la guerra de desinformación sino de la concertada tormenta de mierda –aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador no quiera reconocerlo en las mañaneras– fue el golpe de estado blando implementado en la curva que va de Tim Golden de ProPublica a The New Yok Times, lo cual terminó en un fiasco.
La conspiración de la DEA en contra de México y la 4T fracasó, como fracasaron los millones de bots pagados por Claudio X. González y sus sponsors al inflar artificialmente las redes con hashtags de “narcopresidente” o “narcocandidata”. Después de la experiencia de 2006 (haiga sido como haiga sido) y 2018, los operadores y los asesores de la derecha no entienden que la guerra sucia, que la tormenta de mierda, no funciona. Las recientes encuestas muestran el alto nivel de aceptación de López Obrador y el crecimiento de la candidatura de Claudia Sheinbaum frente al decrecimiento de Xóchitl Gálvez.
El Cártel del Chayote tiene que esforzarse para cobrar la sumisión.
En el devocionario del maullido, Héctor de Miauleón es usado para intentar de nuevo golpear a la 4T, como bien escribe Berman, y tratar de imponer la percepción de que el narco controla las elecciones en México. Se equivocaron de instrumento, la credibilidad del personaje De Miauleón es cero. El deterioro de las herramientas desinformativas es dramático: pasar de Tim Golden a De Miauleón demuestra la desesperación de la derecha mexicana y sus intelectuales orgánicos, por no hablar de la vacilada de los números telefónicos idénticos de Azucena Uresti y Denise Dresser.
La cantaleta desesperada y otras zarandajas del Cártel del Chayote es el ruido pútrido de las patadas de ahogado: las mentiras contra Morena como solución (Carlos Alazraki); la verdad es irrelevante (Raymundo Riva Palacio); guerra sucia en serio, con chismes, en contra de Claudia Sheinbaum (Jorge Castañeda). Como analizó Salvador Fraustro en Milenio, la tormenta de mierda no funciona: “la gente está repudiando las campañas sucias, afirmando que el 60 por ciento que interactúa en Facebook, Instagram y YouTube rechaza las campañas negativas que han perdido credibilidad”.
De Miauleón, Héctor Aguilar Camín, Castañeda, Dresser, Azucena, Alazraki, Riva Palacio y tantos otros embutidos del Cártel del Chayote… ¿se puede desmoralizar a los inmorales? Sí. La segunda etapa de la guerra de la izquierda contra los desinformadores no sólo es exhibirlos, se trata también de ridiculizarlos, de patear su inmoralidad. Sheinbaum será presidenta, la tarea ahora es imponer el Plan C y, por tanto, desmoralizar a los inmorales, provocar su desaliento, su desolación: desahuciarlos.
