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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo el respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad.” Dalai Lama

La modernidad ha logrado que hoy cualquiera no sólo grabe un video con su teléfono, sino que pueda transmitirlo a todo el mundo en directo de manera gratuita. Hoy montar un estudio con cámaras, iluminación, micrófonos y escenografía o rentar una unidad de control remoto es posible por unos cuantos pesos.

El problema tal vez está en que como la televisión de antaño costaba muchísimo dinero, era menester respetarla y respetar a la audiencia; tengo la impresión de que la reducción de precios en el equipamiento ha conseguido también una reducción de la calidad en los contenidos.

Antes, para estar frente a un micrófono, debías aprobar un examen y tener, junto con una voz educada, un basto nivel de cultura general; hoy, en la radio, la TV y más en las redes sociales, cualquier imbécil se suelta diciendo estupidez y media y les parece de lo más simpático el estar soltando palabrotas.

Ni me asusto ni me espanto, también las digo, pero sé en qué lugar y momento. Jamás ante un micrófono.

Hoy me siento profundamente asqueado del ínfimo nivel que tienen algunos personajes locales. He visto en redes sociales un “reel” en el que un “comediante” que sale a diario en la TV local, transmitió en “su canal” de internet, una entrevista en la que tuvo la mala idea de hacer un chiste acerca de la hermana de alguien que se supone es su amigo y ha sido su compañero de trabajo por mucho tiempo. El problema es que no era un chiste, porque no causa ninguna gracia que un barbaján insulte y agreda a una mujer y mucho menos que uno de sus invitados remate la “gracejada” aumentando con vileza y ruindad el agravio.

Si este impresentable se lleva tan fuerte con su amigo es problema de ellos dos, pero la hermana de este último, una mujer conocida, reconocida, admirada y admirable, una dama en toda la extensión de la palabra, no puede ni debe ser agredida públicamente de una forma tan cobarde por un tipo vulgar y soez. ¿Tendrá el valor el impresentable ese de repetir el chistecito enfrente de “su amigo”, de la hermana, de la pareja de esta última o de su hijo? ¿Le seguirá pareciendo simpático? ¿Lo podrá hacer si además se encuentran en el mismo lugar las mujeres de su familia?

La dama a la que hizo referencia este animal es mi amiga y no ocupa de mi defensa, porque tiene los tamaños suficientes para defenderse por si misma y además cuenta con el apoyo de su hijo, su pareja y su hermano, pero también el de un cúmulo de personas que sí la respetamos y la queremos.

Puede que tenga el dinero para tener “su canal” de televisión y transmitir por internet, pero lo que no tiene son valores y respeto por una mujer y al insultarla a ella insulta también a todas las demás del mundo.

Además, ni causa gracia, ni es tan bueno como él cree que es.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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