Por Francisco Tijerina Elguezabal
“No hay ningún viento favorable para
el que no sabe a que puerto se dirige”
Arthur Schopenhauer
Lo dijimos al observar sus primeras apariciones públicas en eventos abiertos y sus spots de televisión y lo confirmamos en el primer debate, Claudia y Xóchitl están extraviadas, perdidas, desorientadas.
Sus equipos de campaña hicieron la tarea, aunque tal vez se excedieron en las restricciones de las reglas del encuentro, porque terminaron colocando a los participantes (Máynez incluido) dentro de unas armaduras que les impidieron movilidad, soltura, naturalidad.
Eso sí, arrastraron el lápiz y se encargaron de construir con las más modernas herramientas, encuestas, sondeos y lo último en inteligencia artificial, las líneas discursivas, los ataques y defensas, los gráficos de apoyo y contrataron media trainers para prepararlos para el debate.
Pero ni aún así comunican, ni con todo lo que ponen son capaces de conectar con la audiencia, ¿por qué?
Porque están centrados en el qué y no ponen atención en el cómo y ahora me explico.
Todos vimos a Xóchitl y Claudia recitar sus intervenciones en el mismo tono y sonsonete con el que de niños repetíamos las tablas de multiplicar o como si estuviesen leyendo la receta para preparar unas conchitas con salsa y crema.
La capacitación debe atender a qué decir, preparar armas para el ataque y escudos para la defensa, pero mucho más importante que ello es el saber imbuir en las candidatas (perdón si no tomo en cuenta a Máynez, pero eso no es más que perder el tiempo), la manera idónea de decir las cosas, el enseñarles la forma correcta de transmitir emociones que verdaderamente lleguen al auditorio, así es como se gana un debate.
El media trainer debe ser un director que conduzca a las candidatas, que despierte de la forma en que sea necesario en el interior de cada una de ellas los sentimientos y que active los botones necesarios para que todo ello se proyecte.
Más allá de los mensajes, a este asunto le faltó fibra y no es culpa de las abanderadas, sino de sus equipos de campaña que cuidan todo, menos lo realmente importante.
