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Por Félix Cortés Camarillo

Aquí no es mesón

Sigan adelante

Yo no puedo abrir

No sea algún tunaaaaaaaante…

Primeros versos para pedir y dar Posada

            Aclarando amanece.

            En primer lugar, el otro día el presidente López emitió torpes e imprudentes opiniones sobre las elecciones recientes del Ecuador y el asesinato de uno de los candidatos a ganarlas. Violó así el tan manoseado precepto de su recurrente personaje del discurso, don Beno, de que el respeto al derecho ajeno es garantía de paz.

            En segundo lugar, desde diciembre del 23 don Jorge Glas, quien fuera hace unos años vicepresidente de Ecuador con el presidente Rafael Correa –hoy exilado en Bruselas y prófugo de la justicia- buscó y obtuvo “refugio” en la embajada de México en Quito. Hace siete años había sido juzgado y condenado a seis años de prisión por el caso Odebrecht. Estaba a la sazón también sujeto a proceso, y obligado en libertad condicional a acudir periódicamente a juzgado para garantizar que seguía en su país.

            En ese telón de fondo, el espionaje ecuatoriano intercepta mensajes del señor Glas de donde se infiere que el gobierno de México está dispuesto a darle asilo diplomático para sacarlo de Quito y llevarlo al Valle de Anáhuac. Con el pretexto de las opiniones de Lopitos sobre la situación interna ecuatoriana el gobierno de Noboa declaró persona no grata a la embajadora de México; el presidente López le ordena a la canciller mexicana la “suspensión” de las relaciones con el país sudamericano. Eso es el viernes. El sábado, las fuerzas policiales del Ecuador invaden la sede de la embajada mexica, secuestran al señor Glas y se lo llevan al bote, vetan al encargado de negocios y obligan así a que México rompa sus relaciones diplomáticas con Ecuador.

            En resumen y estricto sentido, muy mal México y su política exterior; peor Ecuador y la suya. Es como cuando un amigo le dijo al otro “¿no crees que debes hacer dieta?” y el otro le contestó, sí, pero tú estás bien panzón.

            A partir de estos inicios de  otro lamentable astrakán se desató un torrente de estupideces y despropósitos en el ámbito político mexicano que eclipsó la catástrofe del debate presidencial. La senadora Lilly Téllez dio el más triste e ilustrativo ejemplo de esa mediocridad al ofrecer disculpas al presidente Noboa y a los ecuatorianos a nombre propio y de millones de mexicanos entre los que no me incluyo, entre otras cosas por el acto del encargado de negocios de le embajada mexicana, que al salir a defender al truhán raptado “violó el territorio ecuatoriano”.

            No, no, no.

            El derecho de asilo existe en el papel desde 1948 y la declaración de los derechos humanos, y se encuentra en todas las convenciones que han sido citadas en estos días, desde la de Viena, Montevideo, La Habana o cualquier otro punto de la geografía diplomática. En todos los casos se establece que “no es lícito a los estados dar asilo en legaciones, navíos de guerra, campamentos o aeronaves militares a personas acusadas o condenadas por delitos comunes”. Quod era demonstrandum, cerraba mi maestro de prepa.

            Pero en el caso de error, siempre persiste la razón, el diálogo la negociación y la civilidad. Cosa que nos falta.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): La desvergüenza del señor Martí Batres con el asunto de la contaminación del agua potable merecería linchamiento si yo viviese en la Del Valle.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Por Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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