Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Poner el remiendo junto al agujero nunca es la mejor solución.” // Jules d’Aurevilly
Comienzo el domingo, luego del Clásico y me topo en redes sociales con un video de Lorenia Canavati que rompe el paradigma que aprendí desde niño de que las tortillas de harina se deben voltear únicamente dos veces para que queden perfectamente cocidas, es decir, la plantas y coces de un lado, la volteas y coces del otro y luego la rematas para que se infle y sacas del comal… más veces es pecado.
Pues dice Lorenia que no y ante ello me pregunto, ¿cómo es que pretende ser alcaldesa de San Pedro si no sabe esta ley de vida sobre las tortillas?
En un video de carambola de dos bandas, Canavati se promociona pero promociona también su negocio que yo pensé que sólo vendía tortas y hoy me entero que también tiene tacos mañaneros, aunque no sepan cocer las tortillas de harina.
Horas más tarde en las mismas redes sociales me topo con una entrevista en la que Lorenia habla de cómo se perdió el nombre original de los restaurantes de su abuelo de Kings Burger por una demanda y tuvieron que cambiarle el nombre a Tortas Jocker.
Y dices bueno, eso servirá tal vez para conocer el perfil de la candidata, aunque no creo que sea de gran utilidad para jalar votos en San Pedro.
Cierro el día y veo un post de Código Magenta que reproduce un video posteado por Lorenia en donde habla de la seguridad en San Pedro y afirma que lo del municipio blindado que vendió Mauricio Fernández fue un mito, agregando que en realidad lo que hizo fue promover el problema, no la solución, que Mauricio no pudo y asegurando que ella sí puede.
Ofrecer una solución real a un problema tan complejo en tan sólo un minuto es harto complicado. El asegurar que ella sí puede, sin decir cómo es que pretende hacerlo, es aventurado, porque una verdadera coordinación, como dice en su spot, es sólo una parte del complicadísimo asunto.
Más allá del tema de la seguridad, que me parece un acierto abordarlo pero debo cuestionar el cómo lo hace, el punto hoy se centra en la disparidad de conceptos y mensajes, en la imagen que proyecta la candidata que atomiza su presencia con mensajes distintos, alejados de las preocupaciones reales de las personas, cuando no tiene tiempo para ello y debería focalizar sus esfuerzos en convencer a los indecisos y sumar.
Puede que no esté en mis posibilidades el enseñarle algo sobre comunicación política y campañas, pero lo que sí le ofrezco de todo corazón es mostrarle el método real de cómo cocer tortillas de harina en sólo tres pasos y dos volteadas.