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Clara Brugada, economista y candidata a Jefatura de CdMx que ama a los perros

‘Claris’, fue el diminutivo con el que la familia de Clara Marina Brugada Molina,  decidió llamarla luego de que arribara al mundo el 12 de agosto de 1963, en el entonces Distrito Federal; publicó MILENIO.

Tras su llegada se convirtió en la más pequeña de los tres hijos del matrimonio formado por Roberto Brugada y Margarita Molina Río.

La leyenda cuenta que el papá y la mamá de Clara se conocieron a mitad del siglo XX, en la capital del país. Roberto, que era originario de Guerrero, y Margarita, oriunda de Chiapas, decidieron contraer matrimonio a finales de los años cincuenta. 

Luego de la boda le dieron la bienvenida a su primogénito, Roberto; más adelante nació María de Lourdes y finalmente hizo su arribo Clara Marina.

Niñez de Clara Brugada 

Los Brugada Molina establecieron su hogar en la colonia Nativitas, ubicada dentro del perímetro en el que ahora está ubicada la alcaldía Benito Juárez. 

La candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pasó toda su niñez y parte de su adolescencia en ese barrio fundado por fotógrafos, poetas, pintores, escritores y cartonistas.

Antes de que Clara cumpliera los 15 años de edad, un doloroso episodio cimbró a la familia: la muerte del patriarca, Roberto Brugada.

Mudanza a Chiapas 

Clara cursaba la secundaria, estaba por pasar al segundo grado pero, por decisión de Margarita, ella y sus tres hijos, le dieron un giro de 180 grados a su vida, y se fueron a vivir el duelo al sur del país, hasta Chiapas, particularmente en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, donde habitaron una casa localizada en la calle Dr. Ramón Corona.

A pesar de todo lo que había representado la mudanza, más tardaron en instalarse los dos hijos mayores de Margarita que en lo que decidieron volver al Distrito Federal para estudiar en la universidad. 

La madre se quedó sólo con su hija más chica en tierras chiapanecas, pero no por mucho tiempo. Una vez que ‘Claris’ terminó la preparatoria, ella y su mamá regresaron a la capital debido a que la joven quería estudiar una carrera, como sus hermanos.

Según lo que ha contado la propia Clara Brugada,  haber vivido alrededor de cinco años en Chiapas le generó la conciencia de la falta de oportunidades, así como de la opresión y la explotación a los indígenas, por lo que quiso estudiar Economía para combatir la desigualdad.

Ingreso a universidad 

De regreso al Distrito Federal, a principios de los años ochenta, Clara hizo dos exámenes de admisión para estudiar dicha carrera, con el fin de asegurar lugar si por lo menos aprobaba uno. El primero fue en la Universidad Nacional Autónoma de México  (UNAM) y el segundo en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). 

El resultado más rápido llegó por parte de esta última institución, por lo que la joven, presionada por su familia, se matriculó en la UAM Iztapalapa, a pesar de que ella quería instruirse en la UNAM, la cual le entregó la respuesta favorable hasta octubre, cuando Brugada ya llevaba un par de meses estudiando en la Metropolitana.

La seducción de AMLO

Durante los primeros meses de la carrera de Economía, un grupo de adolescentes acudieron a la UAM Iztapalapa para solicitar que alumnos de esa institución, a manera de filantropía, les dieran clases, debido a que en la comunidad en la que vivían, San Miguel Teotongo, no tenía secundarias oficiales.

Lo anterior suscitó que a Clara, de entonces 19 años, se le despertara el interés por irse a vivir a dicho lugar para conocer las necesidades de sus habitantes y, en la medida de sus posibilidades, poder ayudar, pues se trataba de una de las zonas con mayor marginación en la capital del país. Sin embargo, su mamá se opuso y negoció con su hija que podía hacer lo que quisiera, pero hasta que terminara la universidad.

Una vez que concluyó la licenciatura en Economía, alrededor de 1985, Clara se fue a vivir a San Miguel Teotongo, desde donde empezó su lucha social hace 40 años en la Unión de Colonos de dicho barrio iztapalapeño.

A principios de 1992, conoció a Andrés Manuel López Obrador durante el paso de la marcha denominada “Éxodo por la democracia”, que el entonces dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Tabasco encabezó, desde aquel estado, y concluyó en el Zócalo capitalino. A Clara le quedó claro hacia dónde quería dirigir su destino.

En 1995 Brugada se afilió al PRD. Y a partir de ahí comenzó una carrera meteórica en la política. En 1997 fue electa diputada federal por primera vez, en 2000 fue diputada local, en 2003 diputada federal por segunda ocasión, en 2009 delegada de Iztapalapa, en 2016 diputada constituyente de la Ciudad de México y de 2018 a 2023 alcaldesa de Iztapalapa.

Su arte de amar

En los asuntos del corazón, Clara Brugada no está sola. Desde hace alrededor de una década, la morenista de 60 años comparte su vida sentimental con José Luis Fausto Gutiérrez Neri, un activista y ambientalista que además de ser promotor del Frente en Defensa de la Sierra de Santa Catarina en Iztapalapa –donde Clara fue dirigente en 1980–, también pertenece a la Unión de Colonos de San Miguel Teotongo.

A diferencia de Clara, que nunca se ha casado, José Luis viene de un matrimonio anterior en el que procreó dos hijos. A pesar de que llevan varios años juntos, la pareja decidió vivir en casas separadas y no contraer matrimonio, una determinación en la que ella se siente plena, según lo ha dicho.

Hasta antes de que Clara Brugada fuera nombrada coordinadora de la defensa de la cuarta transformación de la Ciudad de México, en el proceso interno de Morena, que la ungió el 11 de noviembre de 2023, José Luis había mantenido un perfil bajo. 

Sin embargo, a finales del mismo año abrió públicamente sus perfiles en Facebook e Instagram. Creó un canal de YouTube en el que subió su primer video también a finales de 2023 y lanzó un blog en el que comparte información sobre agricultura urbana.

La dinastía Brugada

Los hermanos de Clara llegaron a ser profesionistas.

Roberto, el mayor, se convirtió en médico cirujano por la UAM, según la cédula profesional emitida en 1985. 

Tiene dos especialidades: la primera en Medicina del Enfermo en Estado Crítico (2005) y la segunda en Medicina Interna (2006), ambas por la UNAM. 

Trabajó como médico adscrito a la Unidad de Cuidados Intensivos en el Hospital Regional Adolfo López Mateos del ISSSTE y, de 2018 a la fecha, es profesor de asignatura en la Facultad de Medicina de la UNAM.

Brugada comparte su vida sentimental con José Luis Fausto Gutiérrez.

Por su lado, la segunda de los Brugada Molina, María de Lourdes, se licenció como cirujano dentista en la UNAM con una especialidad en Salud Pública por el Instituto de Ciencias y Estudios Superiores de Tamaulipas, A.C. 

Trabaja en el Centro de Salud T-III Dr. Gustavo A. Rovirosa Pérez, el cual pertenece a la Secretaría de Salud de la Ciudad de México.

Lulú –como llaman sus cercanos– está casada con Ernesto Cabrera Juárez, quien es médico cirujano por la UAM y trabaja en el Hospital General Xoco. Este matrimonio tiene tres hijos.

Finalmente, la matriarca de esta dinastía, doña Margarita Molina Río –al cuidado de su hija María de Lourdes–, nació el 20 de julio de 1929: este año estará celebrando sus 95 años de edad.

Sus perrhijos

Sobre el tema de no tener hijos, Clara ha hecho público que fue una decisión que ella tomó desde que era muy joven. 

“Yo veía a mis compañeras y veía un sufrimiento porque ellas querían dedicarse [a otras actividades] y no podían porque estaban los niños y yo siempre decía: ‘si yo tengo hijos, ¿qué voy a hacer?’. Me asumo responsable, porque no voy a querer abandonar, pero tampoco me voy a sentir feliz. Entonces tomé la opción y dije: ‘Yo no siento una necesidad de… [ser madre] y decidí no tener hijos’”, dijo Brugada en una entrevista.

Su cuota de instinto materno ha sido depositada en sus animales de compañía. A lo largo de los años ha habido altas y bajas en los perros que habitan con ella, pero para este 2024 son seis los que viven con la hoy candidata a gobernar la Ciudad de México, en una casa pintada de morado con ventanas con marco blanco ubicada en la calle Altamirano, colonia San Miguel Teotongo, en Iztapalapa.

 De distintas razas, así los nombró: Milpa, Maguey, Iztli (que significa obsidiana), Iskra (chispa), Itandehui (flor caída del cielo) y Teotongo (por el lugar en el que vive). Quienes la conocen de cerca confirman lo obvio: es una mujer que ama a los perros.

Su cuota de instinto materno ha sido depositada en sus animales de compañía

No extraña, con estos quereres personales, que Clara Brugada plantee una capital animalista –con fiscalía antimaltrato y acciones para combatir el abandono o la situación de calle–, además de una donde haya apoyos para mujeres emprendedoras o que han sufrido diversos abusos. Falta poco para saber si le favorece la mayoría de las voluntades chilangas.

Imagen portada: Especial | MILENIO

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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