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Crónicas del Chapeados: “Chacho”, el suertudo

Por Francisco Tijerina Elguezabal

“Unos nacen con estrella, y otros nacen estrellados.” // Refrán popular

“Chacho” era un simpatiquísimo mecánico automotriz que tenía su taller a una cuadra del “Chapeados”, en Porfirio Díaz justo en el nacimiento de Juan Ignacio Ramón, en un pequeño terreno en donde atendía a sus clientes y con la cantina a tiro de piedra, se daba sus escapadas para tomar alguna cerveza, pero sobre todo para jugar al dominó.

Como la mayoría de los jugadores del bar “Chacho” era muy bueno para las partidas de dominó, muy intenso y, sobre todo, muy “picado”, más cuando perdía que exigía la revancha de inmediato, de manera que muchas veces se le iban las horas sentado en el “Chapeados” jugando, dejando la chamba del taller encargada a sus chalanes.

En alguna ocasión en que había caído la chamba del taller, “Chacho” se refugiaba en el bar y el dominó, viendo pasar las horas a la espera de que volviesen las “vacas gordas”.

La mala racha se prolongó por varias semanas y las broncas en su casa eran diarias por la falta de centavos; siempre con buen ánimo “Chacho” decía: “Pronto todo se arreglará”.

Y una tarde, cuando varios clientes, entre ellos “Chacho” estaban bien metidos en un duelo de dominó, de pronto se abrió de par en par la puerta de Padre Mier (el bar tiene otra por Porfirio Díaz) y entró un mujer que con una voz de estruendo gritó: “¡Se chingó el dominó!” y tomando de una patilla a Chacho, que era calvo de la parte superior, lo levantó de su silla haciendo que saliera de la cantina con las puntas de los pies, intentando aligerar el dolor del tirón de los pocos pelos que tenía.

En la cantina se hizo un silencio sepulcral que duró por varios minutos. Por fin alguien se animó a tomar el relevo del puesto libre en la mesa de dominó y uno de los jugadores dijo: “Mira que tiene suerte Chacho y nosotros también, porque esa era la cuñada… que si ha venido la esposa nos saca a todos de la cantina a puras cachetadas”.

Así de apacibles eran los días en el “Chapeados”.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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