Este martes 23 de abril se conmemora el Día Internacional del Libro, celebración promovida por la Unesco desde 1988. En México la promoción a la lectura cobra una real relevancia debido a que es el penúltimo país en cuanto al hábito de la lectura, ocupando el lugar 107 en el índice global, lo que refleja el estado de deterioro de las instituciones educativas y de la sociedad en su conjunto; publica MILENIO.
A pesar de los esfuerzos institucionales, México no ha podido hacer una legión de lectores y esto depende en gran medida a que el libro se considera como un artículo de lujo, fuera de la canasta básica, pues un salario mínimo en México no alcanza para comprar los títulos más recientes de escritores consagrados.
No obstante quienes promueven el consumo de libros en términos amplios, es decir, quienes los escriben, los leen para jóvenes audiencias y hasta los venden en sus negocios, saben que existen algunos trucos que pueden hacer que las letras alimenten la imaginación de los menores. Es el caso de la escritora, cuentacuentos y librera Ena Galíndez, quien recientemente presentó el título “La carriola de bebé Matías”.
En entrevista para MILENIO, la escritora apuntó que a los niños no se les debe forzar a leer estableciendo tiempos límites, sino que esta dinámica debe estar asimilada en casa y ser un ejercicio cotidiano donde los padres con su ejemplo, inviten a los más pequeños a seguir sus pasos.
“Mi trabajo ha estado muy ligado a los niños y cuando decidí ponerme a escribir para ellos, yo ya había escrito cuentos, artículos en el periódico en mi faceta de estudiante, pero fue en mucho que me di cuenta que faltaba sobre todo poesía para niños, ese fue mi primer impulso. Bebé Matías está escrito en verso, Lluvia Lagunera son poemas y el libro Formidable fenómeno fantasmal ese sí es cuento».
“Me di cuenta de que en nuestro país falta la publicación de más poesía para niños y quise poner mi granito de arena con lo que puedo escribir, y digamos que me apliqué porque no es cualquier cosa, aproveché todo el contacto que he tenido a lo largo de mi vida con los niños, y muchas de esas experiencias que escribo salen de ellos mismos, de lo que dicen, lo que piensan y lo que han escrito”.
“El impulso a la lectura no debe parar nunca. Sí y desde hace algún tiempo en el país las editoriales pusieron el dedo en la literatura infantil y juvenil, hablamos de al menos dos décadas, y llámese no sólo cuento, novela y poca poesía, pero también empezaron a surgir temas de dinosaurios, del espacio, de experimentos, manualidades y tantísimos temas como los mitos griegos. Hay mil historias e información por compartir”.
La autora comentó que los libros que leyó de niña no se parecen en nada a los que hay ahora, pues aunque su papá les compraba libros clásicos, hoy hay autores contemporáneos que expresan sus inquietudes a través de la literatura dirigida a los menores.
“Si es una lucha con la tecnología, pero todos estos juegos, las aplicaciones, que son distractores y que no dejan gran cosa de conocimiento, de formación, del irle dando al niño madurez a través del conocimiento, la curiosidad, la espontaneidad… Se lucha por eso, yo soy cuentacuentos desde hace más de 30 años y me acuerdo que era parte de los Cuentacuentos de Torreón, estuvimos un tiempo en la televisión y alguien me dijo que a los niños sólo les interesan las maquinitas”.
La respuesta de la escritora fue que si sólo se les da a los niños una cosa, en este caso, el aparato y el videojuego, se quedará solo. En cambio si se le compran libros y se le leen en familia su vida se fortalece con información y la creatividad a través de la imaginación.
Imagen portada: Rolando Riestra | MILENIO