Por José Francisco Villarreal
UNAS HORAS ANTES DEL DEBATE…
Estaba indeciso, pero no por mi voto, que no será a favor de alguien sino en contra de ladrones y criminales. No acertaba si preparar desde esta noche la salsa para las enfrijoladas de mañana y desmenuzar el pollo y trasvasar el caldo, o bien hacer palomitas para apoltronarme tranquilamente y ver el debate. Además, tenía que hacer melaza, porque este lunes desayunamos torrejas. El debate prometía ser indigesto. Los antecedentes del debate eran un verdadero relajo. La oposición y el oficialismo estaban ya frenéticos. Había acusaciones cruzadas, mentidos y desmentidos, y para no perder la costumbre, el Poder Judicial, el INE, el IECM, una cadena televisora, y muchos medios de comunicación, se pusieron en evidencia como la guardia pretoriana, guaruras pues, del frente cardiaco y sus candidatos. Apenas esta mañana (domingo), me enteré que liberaron al pariente de un capo de la delincuencia organizada… Aclaro: la delincuencia organizada que usa armas, no cargos públicos como en CDMX y otros andurriales. Una liberación con un “timing” político muy obvio, por cierto, y que aprovechó de inmediato doña Bertha X, que amenazaba con ser “ella misma” en el debate, pero con retoques del experimentado “manager”, el tal “Alito” (un moreno que no es moreno sino cortés). Es decir, que la oposición cardiópata anunciaba una masacre contra doña Claudia… Ah, y creo que también contra el “compa” Máynez.
Imaginaba yo un debate silencioso, el resultado de una estrategia cada vez más socorrida por los frentistas opositores: callar a cualquier opositor de su oposición. Así lo hacen desde el INE, desde el IECM, desde los tribunales… Que nadie los exponga como corruptos. Como mentirosos, no importa, igual siguen mintiendo con absoluta impunidad. Precisamente estaba yo viendo los criterios del INE para autorizar spots del frente cardiaco contra doña Claudia, criterios bastante contradictorios con los del IECM para callar a los críticos de Santiago Taboada. No quise ni asomarme a “cierta” cadena de TV, porque su enfermiza y vulgar tirria contra gobiernícolas, ataques a periodáctilos, y su defensa a ultranza de empresaurios, no informa sino que irrita y espeluzna. Al fin decidí que todo era demasiado tóxico, intragable, y como acabé con mi dotación de antiácidos, decidí no ver el debate y empezar a despepitar los guajillos y poner al fuego el piloncillo para las torrejas. Total, como ya dije, mi decisión electoral está tomada, y no es a favor de un partido o un frente político, sino en contra de ladrones y criminales. No es difícil saber quiénes son.
DIEZ MINUTOS ANTES DEL DEBATE
Estaba entretenido limpiando el guajillo y viendo una serie de TV de detectives. Durante los comerciales subí al cuarto de mamá a llevar un medicamento. La señora estaba muy atenta a los previos del debate transmitidos desde un canal local. Ni modo. Como mañana sería tema de conversación mientras desayunamos las torrejas, me tuve que resignar. No hubo tiempo de hacer palomitas, pero sí encontré un sobrecito de bicarbonato, por si las muy probables agruras políticas.
EL MENTADO DEBATE
No vi el debate. Lo escuché. No quise abrumar mis sentidos con las previsibles pancartas que sabía que exhibirían las y el candidato. Tampoco con los mohínes sobreactuados de Bertha X. Muy ocasionalmente volví a la pantalla. No sé si Máynez volvió a lucir la famosa sonrisa, aunque me pareció bastante propositivo, en comparación con Bertha X. El emecista hizo pocas agresiones, más bien finas, y con frecuencia críticas. Claudia me hizo voltear a la pantalla una sola vez. Noté que trastabilló un poco. Al parecer Bertha X hizo alguna observación, para variar fuera de lugar, y la distrajo. Un truco típico de los pleitos callejeros. Me dio la impresión que Claudia siempre tenía menos tiempo que los otros, tal vez tenía más cosas qué decir. Me pareció que Máynez estaba haciendo un panegírico de las administraciones emecistas de Jalisco y Nuevo León. Obvio, pero pudo ser excesivo, sobre todo para espectadores que no son de estos estados. Aunque lo hizo, creo que debió ser más enfático en su labor legislativa. Después de todo el candidato es él, no Samuel García ni Enrique Alfaro, porque así como pueden beneficiarle los positivos de ambos, pueden afectarle los negativos, sobre todo los de Alfaro. Me cayó mejor Máynez esta vez. Sobre todo cuando se disculpó por el (bajo) nivel del debate. Aunque creo que a nadie le extrañó, con Bertha X siendo ella misma, y con la asesoría de “Alito”, era de esperarse que se chacualeara salvajemente en las cloacas del infundio.
Bertha X sí fue ella misma, sólo que ella misma fue la misma que en antes. Sacó su lista de acusaciones contra Claudia, ya muy sobadas y ya explicadas convenientemente, y además triviales frente a las acusaciones que suenan contra Bertha X. Ahora con la novedad de incluir una empresa que, dice Claudia, era de su abuelo. Y así fuera una empresa contaminante como dice furiosamente Bertha X, estaría sobredimensionada respecto a lo que debería debatirse sobre el tema. No sé qué se reserve Bertha X para el próximo debate, pero en este refriteó acusaciones ya rebasadas. Ni siquiera fueron buenos para posicionar esta propaganda, que no propuestas, bajo los principios de Joseph Goebels. Cada uno de los once principios del propagandista de don Adolfo no funciona solo, son una estructura bien organizada donde se complementan, sostienen e impulsan a los demás. Hasta como “facho” resultó “maleta” este mentado frente cardiópata. No fue nada deportivo que Bertha X exigiera respuesta en algún momento en el que Claudia ya no tenía tiempo disponible para responder. Tampoco fue honesta al romper las reglas del debate murmurando o exponiendo sus pancartas. En general, Bertha X demostró que le interesaba más atacar a Claudia que hacer propuestas. En pocas palabras: fue deshonesta y no respetó al auditorio. Sobre sus presuntas propuestas, fueron pocas, superficiales, mal estructuradas, mal sustentadas, con pocos hechos, e insistiendo en glorificar su biografía y en insultar a Claudia. La morenista fue más mesurada en la agresión, exponiendo casos de presunta corrupción que Bertha X no ha aclarado todavía. No me explico por qué, si hay delitos en esas acusaciones, no se le ha dado un seguimiento por la vía legal. Ya se oye igual que las acusaciones de Bertha X contra los hijos de don Andrés. Mucho ruido, pocas denuncias. Eso sí, fue bastante contundente, pero fina, la respuesta final de Claudia a la insistencia de Bertha X: “No, no, no, y que ponga la denuncia”. Encantador el revire a los apodos que le endilgó Bertha X, de “Candidata de las mentiras” y “Narcocandidata” (uno muy ñoño, el otro infundado); a lo que la aludida le impuso a Bertha X el de “Corrupta”. Otra joya fue bautizar al “Cártel Innombrable” como “Priandilla Inmobiliaria”. ¡Tómala IECM!
Yo no diría que Claudia ganó el debate, porque no hubo debate. Ni el tercer debate habrá debate, porque Bertha X no sabe ni puede debatir. Máynez y Claudia expusieron propuestas mejor estructuradas pero que no se confrontaron entre los tres. Sin esta dialéctica, no hay debate sino una simple exposición. Diría que Bertha X sí perdió el debate, ¡otra vez!, porque no hizo propuestas estructuradas, mucho menos las debatió ni defendió, y usó más su tiempo para atacar a Claudia e ignorar a Máynez; de nuevo reventar el debate. Otra vez, la estrella del espectáculo fue Bertha X, pero no por su brillantez, sino por todo lo contrario. Si fue ella misma, también fue tan pendenciera como “Alito”, tan cínica como Marko, y tan sosa como Jesús. Es posible que a Claudia le beneficie que se le identifique constantemente con don Andrés, aunque sus opositores lo vean como un demérito. Pero a Bertha X, que ni siendo “ella misma” se puede desligar de esa hidra mefítica que son Alito, Marko y Chuy, no le beneficia ni tantito el padrinazgo. Pobre de Bertha X, debe ser vergonzoso, aunque sea por insólito, haber perdido un debate en el que los otros dos contrincantes tampoco ganaron…, pero no lo perdieron.