Un 53 por ciento de apoyo al presidente en redes sociales y encuestas, idéntica cifra de votos por el tabasqueño en 2018, se alinean para explicarnos que esta elección se trata de continuidad o castigo al gobernante, revela MilenIA.
Los robots que manejan la Inteligencia Artificial (IA) de Microsoft demoraron 57 segundos en escribir un ensayo sobre el impacto que tendrá la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador en las elecciones federales y locales del 2 de junio; informa MILENIO.
Como si se tratara de una obviedad para la que no es necesario ‘echarle coco’, Bing Copilot dijo que “cuando un líder político goza de alta popularidad, sus seguidores tienden a estar más motivados para votar. Los simpatizantes de López Obrador podrían acudir en masa a las urnas para respaldar a los candidatos afines a su ideología o partido”.
Y puso en letras negritas que la influencia del líder izquierdista se expresa en tres aspectos: La movilización de votantes, la transferencia de votos y el rechazo o polarización.
En cuanto al primer tema, explicó: “Esto podría beneficiar a los candidatos de Morena [el partido del Presidente] en las elecciones locales y federales, ya que los votantes movilizados podrían inclinar la balanza a su favor”.
Sobre la herencia de votos, el analista virtual comentó que “la popularidad del mandatario podría transferirse a otros candidatos de su partido. Los votantes que aprueban su gestión podrían elegir a candidatos de Morena en las elecciones estatales y municipales”.
Sin embargo, acotó, “también existe la posibilidad de que la impopularidad del Presidente en ciertas regiones afecte negativamente a los candidatos de su partido”.
De acuerdo con Poll of Polls, una concentradora de encuestas que publica diariamente los niveles de popularidad del presidente de México, López Obrador cerró la semana pasada con una aceptación del 61 por ciento y una tasa de rechazo de 38 puntos.
El ejercicio de Consulta Mitofsky, que difunde mediciones sobre el mismo tema de lunes a viernes, coloca la aprobación de López Obrador en 53.1 por ciento, en tanto que la desaprobación está instalada en 46.4 puntos.
Este trabajo estadístico de Roy Campos guarda una tremenda similitud con los resultados del reporte semanal de MilenIA, Central de Datos e Inteligencia Artificial, que ahora se dio a la tarea de medir el impacto de la popularidad del tabasqueño en Facebook, X (antes Twitter), Instagram, TikTok, YouTube y LinkedIn.
A petición expresa de este diario, los antropólogos digitales de Dinamic Company analizaron 10.2 millones de conversaciones de usuarios de redes sociales geolocalizados en México: 53 por ciento tiene simpatía por Andrés Manuel López Obrador, 37.6 expresa rechazo por el Presidente, 4.49 manifiesta desencanto y 4.46 exhibe indiferencia. El estudio contempla las interacciones de los últimos 60 días.
A un mes de las elecciones del 2 de junio, la aprobación y la desaprobación de López Obrador se erigen como poderosos factores de influencia. Los analistas virtuales y los de carne y hueso coinciden en que el Presidente estará en la boleta.
“El presidente (Andrés Manuel) López Obrador estará por cuarta vez en la boleta presidencial, sólo que esta vez con la figura y nombre impreso de Claudia Sheinbaum”, plantea el politólogo Carlos Pérez Ricart, profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Maestra en Derecho por la University College London, la analista política Vanessa Romero explica que “comprender a Morena como un movimiento, y no sólo como un partido, permite entender por qué Andrés Manuel (López Obrador) tiene un peso, por su popularidad y su aprobación. Claro que va a estar en la boleta y eso no resta ni poder ni autoridad a Claudia (Sheinbaum), más bien creo que explica muy bien el origen, la naturaleza y la fortaleza de su propia figura”.
La fuerza del rechazo
Si la aprobación está entre 50 y 61 por ciento, y el rechazo anda en un rango de 30 a 42 por ciento, lo más probable es que una alta movilización de simpatizantes de uno y otro bandos favorezca más a los candidatos obradoristas, representados por la coalición integrada por Morena, PVEM y PT, además de algunos partidos regionales.
“Por otro lado –plantea Bing Copilot–, algunos votantes podrían rechazar a los candidatos de Morena precisamente debido a la popularidad de AMLO. La polarización política podría llevar a que los opositores se unan en contra del partido del Presidente”.
Después de entregar este tipo de análisis sencillos y puntuales, los robots de Microsoft, amables y amigables, no se anduvieron por las ramas: “¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?”.
Otra coincidencia destacable del reporte elaborado por Dinamic para MilenIA, es que los niveles de aprobación de López Obrador en redes sociales –53.45 por ciento– se corresponden con la votación que tuvo el tabasqueño en 2018: 53.19 por ciento (30.1 millones de votos).
El juego de espejos también se observa en los índices de desaprobación: un 37.6 por ciento de rechazo en medios sociodigitales frente al 38.67 por ciento de votos que obtuvieron los candidatos presidenciales de PAN y PRI en 2018: Ricardo Anaya registró 22.27 por ciento y José Antonio Meade alcanzó 16.40 puntos en aquella elección.
Y si comparamos las preferencias electorales para las presidenciales de este año tenemos que, según el promedio de encuestas de Poll of Polls, la morenista Claudia Sheinbaum obtendría el 57 por ciento de los votos, la panista Xóchitl Gálvez un 31 por ciento y el emecista Jorge Álvarez Máynez llegaría al 10 por ciento de las preferencias electorales.
Alineando los índices de aprobación del Presidente en redes sociales (53.45 por ciento) y la encuesta de Mitofsky (53.1) con el respaldo al tabasqueño en las urnas en 2018 (53.19), así como la intención de voto para la candidata morenista este año (57 por ciento), tenemos que el respaldo al movimiento obradorista se habría mantenido casi intacto en seis años, o acaso crecido un poco. El 2 de junio se despejará esta interrogante.
Como sea, Bing Copilot considera que las razones de la “alta aceptación presidencial” radican en las mejoras en el poder adquisitivo de los trabajadores, la inversión en infraestructura social, el mejoramiento urbano, el combate a la corrupción y el apoyo a las necesidades de la gente.
Un punto poco explorado por los analistas humanos radica en que “la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) ha desempeñado un papel crucial en la creación de espacios públicos en áreas previamente abandonadas. Mediante la transformación de basureros en parques y la creación de espacios culturales, el gobierno de (Andrés Manuel) López Obrador ha mejorado la calidad de vida de las personas en comunidades marginadas. Estas obras han sido apropiadas por la población local, lo que ha fortalecido la percepción positiva hacia su administración”.
Esta última apreciación hace que el secretario Román Meyer Falcón le deba una canasta de frutas y flores a Bing Copilot, la herramienta de Inteligencia Artificial que considera que las conferencias mañaneras, los programas sociales y la austeridad han logrado que el presidente tenga una estrecha conexión con más de la mitad del electorado.
La politóloga Vanessa Romero asegura que “quien estará en la boleta, además de Claudia Sheinbaum y sus cualidades personales, que demostró siendo jefa de Gobierno de la Ciudad de México y cuyo talante ya demostró también en la campaña, será el movimiento fundado por (Andrés Manuel) López Obrador”.
Carlos Pérez Ricart, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Libre de Berlín, asegura que “Claudia Sheinbaum representa la continuidad con cambio, es verdad, pero la continuidad del proyecto obradorista, de la narrativa, del discurso de (Andrés Manuel) López Obrador. El Presidente es el principal aval de la figura de Claudia Sheinbaum Pardo”.
AMLO supera a jueces
A través de Crowd Tangle, Python, Shareablee y OpenAI API, el equipo de MilenIA midió los sentimientos que provocan en Facebook, X, Instagram, TikTok y YouTube diversos actores políticos e instituciones.
Mientras López Obrador detona 55 por ciento de sentimientos positivos (‘alegría’ y ‘confianza’), la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y los jueces desatan una tormenta de reacciones negativas (‘enojo’, ‘disgusto’ y ‘miedo’) de 60 y 55 por ciento, respectivamente.
El análisis de 3.4 millones de conversación en los últimos 60 días revela que los senadores también tienen un alto nivel de aceptación en redes sociales, 55 por ciento. Los diputados cuentan con 30, el Instituto Nacional Electoral (INE) anda en 20, los jueces registran 15 y la SCJN provoca 10 puntos de ‘alegría’ y ‘confianza’.
En contraste, los senadores y López Obrador generan menos interacciones negativas: 15 y 15 por ciento. Las mediciones de ‘Enojo’, ‘Disgusto’ y ‘Miedo’ ponen a los diputados con 45 puntos, seguidos del INE que alcanza 50 y, de nuevo en el sótano, los jueces (55) y la SCJN (60).
Un fenómeno que llegó con la guerra electoral puede mirarse en las búsquedas que realizan los ciudadanos en Google. Hasta el 29 de febrero pasado, Andrés Manuel López Obrador era el personaje político que lideraba las consultas en internet, pero a partir del 1 de marzo, cuando iniciaron formalmente las campañas presidenciales, las candidatas presidenciales comenzaron a incrementar sus momios.
Al cabo de dos meses, López Obrador registra un promedio de índice de búsquedas de 20 puntos, empatado con su correligionaria Claudia Sheinbaum. La panista Xóchitl Gálvez les sigue los pasos con 19 y el emecista Jorge Álvarez Máynez ha tenido picos más altos que sus competidoras, pero en ponderación detona consultas de 12 puntos.
Los negativos de la 4T
No todo es miel sobre hojuelas para el obradorismo. Un análisis de Dinamic plantea que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) suscita más críticas que apoyos en redes sociales. El 38.17 por ciento lo rechaza por razones políticas, un 3.02 lo desaprueba por consideraciones técnicas y sólo 10 de cada 100 muestra simpatía por la obra. Casi la mitad, 48.55 por ciento, habla del tema sin carga positiva ni negativa.
Peor le va al Tren Maya. El 51.64 por ciento de los ciudadanos lo critica por razones políticas, un 20.18 por motivos técnicos y 14.02 por cuestiones ambientales, es decir el 85.8 por ciento. Únicamente 12 de cada 100 mexicanos celebra la construcción y el 2.23 por ciento muestra indiferencia ante el tema.
Aun así, la inquietante sencillez de Bing Copilot señala que el presidente López Obrador “anuncia los programas sociales de su gobierno en las conferencias ‘mañaneras’, da instrucciones a sus colaboradores y envía mensajes políticos. La frecuencia y la participación de funcionarios de su gobierno en estas conferencias han contribuido a mantener su popularidad”.
A un mes de las elecciones del 2 de junio, el 53.45 por ciento de apoyo a AMLO en redes sociales, los 53.1 puntos de aprobación que le concede Mitofsky, el 53.1 por ciento de los votos que obtuvo el tabasqueño en 2018 y el 57 por ciento de las preferencias electorales en favor de Claudia Sheinbaum parecen alinearse para explicarnos que la popularidad de López Obrador se expresará en la movilización de simpatizantes y la transferencia del voto en favor de los candidatos de Morena.
Pero, como dice Bing Copilot, el nivel de impopularidad del presidente también une a los opositores, y los dota de una potencial fuerza electoral que deambula entre el 30 y 42 por ciento.
La distancia entre la puntera y su más cercana perseguidora mostrará la capacidad de movilización en favor y en contra del Presidente. De eso se trata esta elección: continuidad o castigo al gobernante.
‘Es la movilización, amigos’, parece decirnos Bing Copilot desde algún lugar del ciberespacio.
Con información de Dinamic Company, Omar Cordero y Esteban David Rodríguez.
Imagen portada: Javier Ríos | MILENIO