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Claudio X./óchitl, Casar, INAI, Obispo, Abajofirmantes… los corruptos decentes

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

“Rogó a otro Dios, nuevo, desprendido del primer Dios de su primera juventud, que lo salvase de las palabras extremas del amor y …del sacrificio… Cristo pertenecía a los hombres de bien… a las buenas reputaciones. ¡Que cargara al diablo con los humildes, con los pecadores, con los abandonados, con los miserables, con todos los que quedaban al margen del orden aceptado!” // Las buenas conciencias / Carlos Fuentes

En México los corruptos se pretenden decentes, algunos pecan de santurrones, beatos, mojigatos, meapilas, gazmoños, todos hipócritas. Las buenas conciencias de la doble moral, gente decente, gente de bien que dirige organizaciones de combate a la corrupción y la impunidad y que usa el tráfico de influencias y la corrupción para servirse indebidamente y con la cuchara grande de los recursos de Pemex, como María Amparo Casar y sus hijos.

Gente decente, gente de bien que exigió reprimir (sólo le faltó decir: “mátalos en caliente”) a los maestros en Nochixtlán, como Claudio X. González.

Institutos decentes, institutos de bien que, en vez de transparentar, ocultan y se vuelven cómplices de los corruptos, ellos mismos corruptos con las tarjetas American Express y gastos en table dances, como los privilegiados del INAI.

Obispos decentes y jerarcas católicos de bien que tiran la piedra en contra de la 4T y esconden la mano de su perversidad en moteles sexuales y en sus homilías; acosadores de la 4T que se victimizan como acosados, que aseguran no hacer política y “sufren” “persecución política” de “ya saben quién”… y dicen que se acusa a su obispo motelero sin pruebas cuando nunca han condenado las acusaciones sin ninguna prueba (desde Tim Golden hasta Anabel Hernández) en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Intelectuales decentes y académicos abajofirmantes de bien que condenan el uso debido de acceso de datos, pero solapan la corrupción y defienden la integridad desintegrada de la traficante de influencias María Amparo Casar, como Héctor Aguilar Camín y secuaces, parásitos de la intelligentsia que llenaron sus bolsillos y sus panzas con el dinero del pueblo.

“Las palabras ‘católico’ y ‘gente bien’ volvieron a sonar, son sinonimia, desde sus labios apretados. Y pudo, de esta manera, volver a conciliar, con profunda satisfacción, sus intereses mundanos con su retórica religiosa. La propiedad privada es, decididamente, un postulado de la razón divina. En México, la gente decente tiene la obligación de custodiar la educación, la moral y la actividad económica de un pueblo tan atrasado como el nuestro. La familia y la religión son los tesoros del hombre. Tales eran sus máximas más frecuentes y felices” (Carlos Fuentes).

Las buenas conciencias de la doble moral, gente decente, gente de bien. En México los corruptos se pretenden decentes. Kafka es costumbrista.

(José Jaime Ruiz: Escritor y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre El mensaje de los cuervos. Fue jurado y tutor del Sistema Nacional de Creadores de la Secretaría de Cultura en la especialidad de “Poesía”. Colabora en el periódico Milenio y dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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