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Final del juego: la sombra del Claudillo X.

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Más que historiadores, “histeriadores”, los mandarines Héctor Aguilar Camín (nexos) y Enrique Krauze (Letras Libres), padecen el invierno de su poder “intelectual”, viven en vilo por la democracia plena, por la fecha inaugural del cambio de régimen, el dos de junio de 2024. Los obreros en la fábrica de la historia de Krauze han sido despedidos, sin ellos el escritor es parco, repetitivo, senil. Diarréico, Aguilar Camín ya es todo contra lo que luchó a los veinte años; ambos dos inventan, desde su burbuja, siguiendo los dictados de Claudio X. González, un México catastrófico, irreal. Final del juego a la sombra del Claudillo X. González.

Lorenzo Meyer, un verdadero historiador, también desnuda a la élite intelectual: “El estancamiento de la oposición no parece ser por falta de recursos, sino más bien por una desconexión con la realidad de la mayoría. Tanto la élite económica como política parecen vivir en una burbuja”. Pompa de jabón reventada en las próximas elecciones. La conjura de los letrados, de los necios, se convirtió en una minoría vociferante. El avión de redilas travestido en jet presidencial y en jet-set neoliberal, esa engañosa fascinación.

A diferencia del México de partido hegemónico, contrapunto manifestado por Octavio Paz frente a la “dictadura perfecta” de Mario Vargas Llosa, en el país no existió una intelectualidad dominante, un mandarinato exclusivo; hay nombres imprescindibles en la izquierda: Elena Poniatowska, José Revueltas, Carlos Monsiváis, Alaíde Foppa, Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Paco Ignacio Taibo II. La decadencia de la intelectualidad conservadora surgió cuando esos intelectuales se convirtieron en orgánicos del sistema (Carlos Salinas de Gortari), del neoliberalismo y del mercado.

Seguir los dictados de un gerentillo, Claudio X., destruye cualquier reputación intelectual, las cucarachas ambiciosas reptan en la basura. Los intelectuales orgánicos del conservadurismo renunciaron a la crítica, al examen de la realidad; ya no reflexionan, son apenas propagandistas de la derecha, ahí está el ejemplo de las revistas de mayo de nexos y Letras Libres: “Final del juego 2018-2024” y “La sombra del caudillo”.

Una parodia a Aguilar Camín: “Camino al 2 de junio, la imaginación electoral del país libra una batalla entre la fábula que baja del enfebrecido Claudio X. y la dura realidad. Es una verdadera lucha de hechos y creencias, una lucha por la credibilidad política de México, entre dos versiones de lo que está pasando, la que hay en la transformación real de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, y la que muestra la irrealidad gerencial de Claudio X. González”.

“No democracia en vilo” sino democracia en vileza de Enrique Krauze y Jorge Castañeda. Desorganizado intelectual orgánico, Krauze es condicional: “Si, como ahora parece probable (aunque de ningún modo seguro) Claudia Sheinbaum gana la elección presidencial…”. Deforme, obtuso, miope –“por una Xóchitl con adjetivos” –, Krauze la considera “una candidata competitiva… franca, propositiva y valiente”. ¿Qué esperar de quien comparó la más reciente concentración partidista, nunca neutral rosa, dependiente del PAN y la derecha en el Zócalo con las manifestaciones de 1968? ¿Qué esperar de quien eleva a Carlos Loret de Mola y su Latinus a las alturas periodísticas y éticas de Julio Scherer García y su Proceso?

La disidencia intelectual se castiga sin miramientos por Claudio X. y los dueños de los medios de manipulación. Jorge Volpi fue reconvenido en Reforma cuando empezó a escribir bien de Sheinbaum, imposible salirse del huacal; la mesa de análisis de Latinus que le dio el triunfo a Claudia después del primer debate, fue enderezada en el segundo, a pesar de las evidencias demoscópicas que le dieron el triunfo a Sheinbaum y a Jorge Álvarez Máynez y no a Xóchitl, como pregonaron los intelectuales orgánicos.

Jesús Silva-Herzog Márquez confesó la inviabilidad de la independencia intelectual, casi una queja en Reforma: “Hoy no nos podemos dar el lujo de ponderar las flaquezas de la causa en la que uno puede creer ni para advertir las cualidades de quien uno percibe como amenaza… Quienes piden abierta o implícitamente la suspensión de la crítica sugieren que gritemos los mismos lemas y cerremos los ojos. Que los publicistas se dediquen a lo suyo, pero que no pretendan subordinarlo todo a su torneo”. Y, sin embargo, a la vuelta del segundo debate el intelectual Jesús suspendió toda crítica contra Xóchitl, amaestraron sus ladridos, reemplazó su lápiz crítico por la matraca rosa.

Desnudados en el rosa-PRIAN de Claudio X./óchitl, en el ocaso de su mandarinato, Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín pierden en el final del juego al estar a la sombra del Claudillo X. González. “Lo mejor es guardar la distancia frente al gerente para poder criticarlo y no caer en ningún tipo de tentación”, casi lo dijo Poniatowska.

(José Jaime Ruiz: Escritor y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre El mensaje de los cuervos. Fue jurado y tutor del Sistema Nacional de Creadores de la Secretaría de Cultura en la especialidad de “Poesía”. Colabora en el periódico Milenio y dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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