Por José Jaime Ruiz
En las elecciones presidenciales del 2018 Nuevo León le dio el voto a Andrés Manuel López Obrador, le siguió en sufragios el panista Ricardo Anaya y en tercer lugar el priista José Antonio Meade. En cuanto el senado, el ganador fue Samuel Alejandro García Sepúlveda por Movimiento Ciudadano, entró por el PAN Víctor Fuentes y Álvaro Suárez, de Morena, cayó de bruces y ni las luces de López Obrador lo iluminaron. Desde entonces se consolidaba un voto antiPRIAN en los electores nuevoleoneses.
Este 2024 las cosas son muy distintas. Indira Kempis, quien llegó por MC, en un salto regresivo acudió al PRIAN para mantener la vigencia de un hueso electoral y Víctor Fuentes ya no es panista, al menos no del grupo de Zeferino Salgado. Esta elección sacará de cualquier posibilidad de llegar al Senado a la priista Karina Barrón y al panista Fernando Margáin, su nombre ni siquiera estará en la boleta. Desplazado el PRIAN de la contienda, la competencia se centra entre Movimiento Ciudadano y Morena.
A diferencia de 2018, hoy Morena es competitivo por la gestión de López Obrador, quien tiene una excelente imagen en el electorado de Nuevo León, y por el voto de arrastre de Claudia Sheinbaum, quien no tiene competencia real en la candidata del PRIAN, Xóchitl Gálvez: mientras Claudia tira hacia arriba las candidaturas de la 4T (incluyendo el Partido Verde y el PT), bocabajeada, la alianza de la derecha se derrumba. Por eso, y por la gestión del gobierno de Samuel García, la disputa por el Senado se da entre Waldo Fernández, Judith Díaz, Martha Herrera y su compañero de fórmula, Luis Donaldo Colosio Riojas.
Quien no entienda que Waldo Fernández existe por estar en campaña permanente, poco entiende a Waldo; como tribuno, comunicador, activista de calle y barrio, lo suyo no es el escritorio, es el territorio presencial y digital. El paso de Judith Díaz en la delegación federal la acercó a todos los rincones de Nuevo León. Aunado a lo anterior, el Efecto AMLO-Sheinbaum los favorece, aunque esa intención de voto no se refleje en todas las encuestas.
Teniendo en cuenta las anteriores variables, Movimiento Ciudadano no la tiene fácil. Los arduos pasos de Martha Herrera han posicionado su fórmula, pero Luis Donaldo Colosio Riojas poco ayuda con su rijosidad vulgar y sus declaraciones electorales más cercanas a Xóchitl Gálvez que a Jorge Álvarez Máynez y al gobernador García Sepúlveda. Su mediocre actuación en la alcaldía de Monterrey desfavorece el voto para MC.
¿Qué hombre (o mujer en este caso) es necesario ser para tener el derecho de meter los dedos en los rayos de la rueda de la historia?, se preguntó Max Weber. Para Paul Ricoeur es allí donde Weber plantea el análisis de la responsabilidad política, “pero antes de hacer de tal responsabilidad el criterio de la ética del hombre político y de oponerla a la moral de convicción, cuya tentación es el desprecio de las consecuencias y así la irresponsabilidad, Max Weber ubica el sentido de la responsabilidad en la trilogía de las cualidades determinantes que hacen al hombre político: la pasión, la responsabilidad, la visión; la pasión, es decir todo lo contrario de la excitación estéril, la entrega entusiasta a una causa; la visión, es decir esa toma de distancia frente a los hombres y las cosas que hace del político un hombre de conducción, un dominador; la pasión, sin la cual la política sería un juego frívolo; la visión, sin la cual la política sería una improvisación sin mañana”.
La campaña plural, diversa, incluyente de Martha Herrera debiera tener su correlato para llevarla al Senado. Herrera está hecha más allá de sus circunstancias, lo suyo es lo público, aunque trabajó en el sector privado (Cemex), lo suyo trasciende la contingencia electoral de Movimiento Ciudadano. Su mérito, al fin norteña, es la talacha de tiempo completo. Su día a día es la batalla social que no busca la medalla, la gloria o el reconocimiento oficial, sino la comprensión de los desposeídos, de los vulnerables. Martha Herrera no necesita como condición –aunque lo busque–, al Senado; el Senado requiere de personas como Martha Herrera.
