Pensemos en el caso de una escuela primaria que está en los márgenes de una capital estatal, sin recursos para mobiliario, con apenas instalaciones para protegerse del sol o la lluvia, donde las cuotas de los padres de familia no alcanzan para cubrir los mínimos requerimientos para que el plantel funcione y que, para colmo, las noticias que llegan a saberse sobre su municipio están relacionadas con hechos violentos; publicó MILENIO.
Nada extraño en un país que, si se cotejan las cifras oficiales, tiene unas 96 mil escuelas primarias públicas donde estudian casi 14 millones de alumnos, de las que una parte importante son planteles multigrado, es decir que imparten educación a más de un grado escolar en un mismo salón, lo que suele suceder en zonas rurales o de alta marginación.
Ese era el caso de la escuela Agustín Basave Fernández del Valle, en Juárez, Nuevo León, que a pesar de ser parte de la zona conurbada de Monterrey, sufría de múltiples carencias no atendidas por instancias estatales o federales.
Ahí el profesor de primaria Jahir Esquivel Peña, junto con su colega Verónica García y con el apoyo de la directiva de la escuela, desde hace seis años, echaron a andar un programa que dio como resultado logros plausibles:
- Un área recreativa con un techo fabricado con 7 mil 200 botellas de PET recicladas por la comunidad de padres, alumnos y maestros.
- Generación de energía con base en las plantas de un huerto escolar.
- Creación de un horno especial para fundir botellas para lograr madera plástica que sirvió para hacer bloques y tablas para construir bancas y estantes.
“Este proyecto nació desde la necesidad de la comunidad, que está en un municipio de un estatus económico bajo, un poco más marginado socialmente, para que los alumnos tuvieran un espacio para convivir, almorzar y aprender”, explica el maestro Jahir, artífice de CREA (siglas de Cambiemos Rumbos, Enseñando y Actuando), que logró luego de buscar patrocinios por doquier, el apoyo de la Fundación DEACERO una vez que conoció sus esfuerzos educativos y de vinculación con decenas de padres de familia y la comunidad del municipio.
CREA ha ganado varios reconocimientos, entre ellos de la Fundación Somos el Cambio, y está entre los mejores proyectos ambientales de América Latina de Premios Verdes, además de figurar en el índice mexicano de la organización A Favor de lo Mejor, que valora las acciones en pro de la sociedad.
“Los compañeros y yo veíamos como no tan viable participar porque, por ejemplo, en los Premios Verdes con sede en Ecuador, concursan puras empresas y nosotros éramos un proyecto educativo. Nos preguntamos si teníamos o no chances de aspirar a algo más.
«Y empezamos a investigar, aplicamos y al segundo año, en pandemia, quedamos en el lugar 200 con el mismo enfoque ambiental. No fue poca cosa, ¿eh?”, relata orgulloso el profesor.
No es fácil crear comunidad
Estudios en el planeta indican que las nuevas generaciones suelen estar más sensibles a las temáticas ambientales.
Por ejemplo, la Universidad de Stanford, en California, descubrió en 2019 que los niños entre ocho y 12 años están más preocupados que sus padres por el cambio climático; el Pew Research Center encontró en 2020 que casi 70 por ciento de los adolescentes en Estados Unidos tienen esa misma preocupación, así como la organización Earthwatch en 2021 aseguró que 95 por ciento de los niños en el mundo están atentos a ese tema.
Si bien hay iniciativas en México para incentivar la participación de docentes, alumnos y padres o tutores que incluyan la sostenibilidad ambiental, como la que nació en Colima con el proyecto Mi Escuela Ecológica, o el programa de educación Ambiental para la Conservación de los Recursos Naturales que la Fundación Natura tiene con maestros de escuelas públicas, la realidad es que las experiencias exitosas dependen muchas veces de la iniciativa personal de maestros comprometidos.
Esto resullta clave en ciertos contextos sociales. Según un informe del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, las escuelas de nivel preescolar, primaria y secundaria de los municipios con rezago social tienen mayor tasa de abandono escolar que los planteles que se encuentran en zonas con menos rezagos.
Eso fue lo que, entre otras cosas, motivó a Jahir Esquivel Peña y a su colega García, que supieron motivar a su comunidad para una mejora constante no sólo en lo ecológico sino en el aprendizaje de avanzada.
El profesor Jahir es uno de los mejores en todo Nuevo León para manejar la metodología STEAM, siglas en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas, y el proyecto que deberá fraguar este año es la difusión de un libro electrónico de cerca de 150 páginas con información y experiencias en materia ambiental y científica.
En este libro se podrán encontrar diferentes ejercicios que quieren fortalecer la práctica profesional del maestro, además de enseñar de manera creativa y divertida a niños de primaria para fomentar el interés y el gusto en temas relacionados al mundo STEM.
Paralelamente también hubo, en efecto, algunos apoyos por parte del gobierno municipal.
Los profesores solicitaron al alcalde de Juárez, el priiista Francisco Héctor Treviño –quien solicitó licencia para buscar la reelección en ese cargo– mejoras en las instalaciones y obtuvieron que se pusiera concreto en el piso de algunas áreas, donación de árboles e incluso ayudas económicas a los padres de familia para los viajes que implican las competencias de la Fundación Somos el Cambio.
Pero más allá de metodologías y apoyos externos, es necesaria una materia prima muy especial para sacar beneficios cuando parece no haber nada: el compromiso de los profesores con su comunidad.
“Hay muchos maestros con vocación, muchos que a lo mejor no recibimos un sueldo, que hacemos labor fuera del horario escolar, los fines de semana, pero que tenemos mucho amor a la comunidad. Mis compañeros maestros tienen de 10 a 15 años en la escuela, no hay tanta movilidad porque tenemos un sentido de pertenencia.
Esa sería la principal característica para poder tener proyectos exitosos”, resume el maestro Yahir.
Imagen portada: Especial | MILENIO