Por Félix Cortés Camarillo
Para el trágico incidente del miércoles por la noche en la zona connurbada de Monterrey, dicen que se había juntado unas diez mil personas. Un ventarrón con lluvia derribó el estrado y la estructura metálica de diez metros de altura que sustentaba la iluminación y una gran pantalla. Así, nueve de esas diez mil, incluyendo una menor, murieron, y tres docenas siguen hospitalizadas con heridas. Otros lesionados ya fueron enviados a sanar en casa.
No creo que toda esta multitud haya acudido ahí para aplaudir el cierre de campaña de Lorenia Canavati, candidata de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de San Pedro Garza García, el municipio más rico del país. Mucho menos por ver al sonrisas Máynez, quien salió corriendo tras bambalinas y sólo registró un golpe leve en la cabeza, o a otros prominentes naranjas de Nuevo León. No, la mayoría acudió por la promesa de que al cierre del acto político tendría de gorra la actuación del excelente grupo de música norteña Bronco; es de esos que por presentación cobran cifras con muchos ceros a la derecha. De esas cifras que solamente pueden pagar los políticos o algunos jefes de policía de ciertos estados.
Con mis queridas mujer e hija menor, yo vivo en Nuevo León cerca de la línea donde termina el municipio de Monterrey y comienza el de San Pedro. Antenoche, poco antes de las ocho ,y cuando el cielo muy nublado comenzó a iluminarse con rayos y hacer sonar sus truenos, nos pusimos a cerrar las ventanas que los 39 grados de calor del día nos habían obligado a tener abiertas. Bertha le peguntó a la bola electrónica “Alexa, ¿va a llover?”; la respuesta en voz artificial dijo “no se esperan lluvias”. En el estacionamiento ya estaba cayendo un aguacero.
Más tarde, viendo los noticiarios, tuve que concluir que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, depende, como nosotros, de Alexa para saber cómo estará el tiempo allá afuera. Al visitar la zona, Sammy declaró que la tormenta “nos agarró totalmente en imprevisto”. Puede que a Samuelito le haya pasado lo mismo que a mí, no le avisaron. Nada más que yo no soy gobernador del estado. Si lo fuera, habría tenido la obligación de consultar los boletines que el Servicio Meteorológico Nacional, emite todos los días cada cierto tiempo. Ese servicio advirtió el miércoles, desde las tres de la tarde, que fuertes vientos y lluvias iban a presentarse en Chihuahua, Coahuila y Nuevo León. Por lo menos, si el gobernador tenía otra cosa más importante qué hacer, como tramitarse un amparo, le hubiera ordenado a su director de Protección Civil en el Estado.
Este señor, que se llama Erick Cavazos sí estaba enterado “desde temprano” de los avisos de “vientos atípicos”, pero él consideró que sería en las regiones montañosas, al sur del municipio. Y no hizo nada.
Esa noche comenzaron a llover los mensaje de condolencia y solidaridad. Desde el presidente López para abajo, todos se dijeron dolidos. Estamos en elecciones, pues.
Pero el niño muerto está, en sentido figurado y real. Ahora según el refrán, viene la tarea de tapar el pozo. Ya se prometieron becas para los huérfanos y apoyo para las viudas, pero nadie ha dicho una palabra de las obvias responsabilidades. Por ejemplo, si se revisó el armado y resistencia del estrado metálico que se vino abajo. Con mucha frecuencia vemos esas enormes estructuras metálicas para masivos conciertos de cantantes y músicos. Ya hay suficientes candidatos asesinados por los criminales organizados, como para que también se vean diezmados por estos incidentes.
Hay muchas preguntas en el aire. ¿Quién organizó y convocó al evento? ¿Quién lo autorizó? ¿Quién, vistas las condiciones, debió haberlo cancelado? Sin duda Movimieto Ciudadano, el presidente municipal de San Pedro, o Protección Civil municipal y del Estado tendrán alguna respuesta
PARA LA MAÑANERA, porque no me dejan entrar sin tapabocas: España, Irlanda y Noruega han reconocido formalmente a Palestina como un estado; en Naciones Unidas la enorme mayoría se ha pronunciado por resolver la crisis por la invasión israelí de Gaza por el camino de los dos estados: Israel y Palestina. Pero el Consejo de Seguridad, donde los que parten el queso son las cinco potencias, eso no se aprobará. Lo único cierto es la repulsa mundial a la brutal política de Netanyaju: claro, con la excepción de México, que en este caso sí aplica la docrina de no intervención en los asuntos de otros.