Por Obed Campos
El reciente desastre en San Pedro ha puesto en evidencia una cadena de negligencias y falta de responsabilidad en la protección de la población civil y descobija la torpeza e incompetencia de Miguel Treviño, quien tanto cacarea su sapiencia en asuntos de seguridad.
En primer lugar, la responsabilidad principal recae en Protección Civil Municipal, encabezada por Ismael Contreras, alias “El Shrek”, quien depende directamente de Treviño, quien todavía cobra como alcalde del municipio.
La falta de verificación de los pronósticos del tiempo, a pesar de la existencia de advertencias serias y fiables en nuestro país, es un grave descuido que no puede pasarse por alto.
Los candidatos políticos tienen la obligación de pedir autorización para cada evento a la Comisión Estatal Electoral y al municipio donde lo celebren.
Los aspirantes están obligados a solicitar el aval del municipio para utilizar instalaciones y realizar eventos. Este aval debe estar condicionado al cumplimiento de ciertos requisitos, entre ellos, como dije, el visto bueno de Protección Civil.
Es necesario preguntarse si se solicitó dicho aval y, de ser así, si Protección Civil bajo el timón de “El Shrek” cumplió con su deber de realizar una inspección exhaustiva de la zona y de las instalaciones para determinar riesgos y cómo mitigarlos.
En una situación ideal, Protección Civil debería haber tomado todas las medidas necesarias para asegurar la seguridad de los asistentes al evento. Esto incluye no solo la verificación de pronósticos meteorológicos, sino también la implementación de un plan de emergencia y la comunicación efectiva con los organizadores del evento.
Lamentablemente, parece que en este caso hubo una serie de omisiones y fallos que contribuyeron al desastre.
Si no me cree, vea el video y atestiguará el caos y la confusión que ocurren tras la caída del escenario.
La responsabilidad de Protección Civil Municipal es innegable, pero también debe considerarse la falta de diligencia de los organizadores del evento y la supervisión deficiente por parte de las autoridades correspondientes.
Es imperativo que se realice una investigación a fondo, pero sin visos partidistas, para determinar todas las fallas en el proceso y asegurar que se tomen las medidas correctivas necesarias para evitar que algo similar vuelva a suceder.
La seguridad de la población civil debe ser una prioridad inquebrantable y todos los involucrados deben rendir cuentas por su papel en esta tragedia.
Ahora la pelotita queda en la cancha de la Fiscalía, coto de Pedro Arce, quien, en todos los casos relevantes, no ha dado el kilo.
Veremos.