Por José Jaime Ruiz
En el interregno, tregua o armisticio entre el gobernador Samuel Alejandro García Sepúlveda y el PRIAN en Nuevo León por el necesario presupuesto municipal para la reconstrucción postAlberto, no existe agandalle que valga ni borrón y cuenta nueva. El apresuramiento por un nuevo golpe de Gobierno blando por parte de Francisco Cienfuegos, Adrián de la Garza y Zeferino Salgado bajo el método de albazo o fast track para re/adeñuarse de la Fiscalía General de Justicia, la de Anticorrupción y la Auditoría Superior, tendrá en el futuro inmediato una respuesta puntual.
En su libro Ante la guerra. Las realidades (Tusquets editores) Cornelio Castoriadis ensaya: “Ingenios y fuerza numérica de los ejércitos componen lo que yo llamo las fuerzas muertas. La relación estática de fuerzas muertas es la simple comparación de los inventarios de la quincallería militar y de los hombres en los Ejércitos, considerando sus «cualidades», es decir sus características técnicas. Es el static bean count, el balance estático de las judías de las que dispone cada uno de los adversarios. Por relación dinámica de fuerzas muertas, entiendo simplemente y únicamente su evolución, pasada y posible/probable en un futuro”.
En la agonía de su desprestigio, el PRIAN revalora un sentido identitario de “fuerzas vivas”, sin grilla no hay espectáculo político; sin demostración de (supuesta) fortaleza, tampoco.
La codicia política los rebasó cuando pretendieron imponer a José Arturo Salinas y Luis Enrique Orozco como gobernadores interinos ante la posibilidad de García Sepúlveda de contender en la campaña presidencial.
El barro sólo da para herramientas de tepalcate, cuencos resquebrajados donde el continente (PRIAN) destruye cualquier contenido. A la manera de Castoriadis, las fuerzas muertas son las fuerzas latentes, y esas ya no están en el fango de Zeferino, Cienfuegos y Adrián. La iguana apareció y ya se sabe de qué lado masca:
“En el caso de Nuevo León sí quiero expresar nuestro apoyo al gobernador Samuel García y decirle que no está solo porque está siendo víctima de un acoso de fuertes presiones. Están, incluso, personas no identificadas golpeando a sus colaboradores cercanos. Ven un colaborador en su carro, lo bloquean, lo paran, es gente que no está identificada, que no trabaja en ninguna dependencia, lo bajan de manera arbitraria, brutal y los golpean y así muchos, muchos, muchos casos, los tenemos documentados, incluso hay grabaciones”, expresó el presidente Andrés Manuel López Obrador en una mañanera reciente. En su momento, Claudia Sheinbaum también apoyó a Samuel Alejandro: “En realidad, el debate ahí está en que el gobernador Samuel decidió salir a contender… el tema central es que quieren imponer a un gobernador que no es de Movimiento Ciudadano; en realidad, eso es lo que está en el fondo”.
Las fuerzas muertas como fuerzas latentes para usarse cuando sean necesarias. El ingenio del respaldo presidencial, tanto del constitucional como el de la presidenta electa. La fuerza numérica de la investigación y de la inteligencia, de las carpetas y los expedientes en contra de Adrián de la Garza, Francisco Cienfuegos, Zeferino Salgado y Carlos de la Fuente. En el inventario de este arsenal político ahí están la Secretaría de Gobernación, la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera.
Las fuerzas muertas son las que no se usan (como en la Guerra Fría)… hasta que se usan. El almacén político del PRIAN está agotado, la derrota trágica de Xóchitl Gálvez los dejó desamparados, un Congreso federal morenista puede acarrear juicios no sólo políticos en contra de los personajes del PRIAN de Nuevo León (cuando veas las barbas de Carlos Loret recortar…). Una alianza contingente en el Congreso local entre Morena y MC apresurará la caída del PRIAN, Francisco Cienfuegos se quedó sin fuero, la victoria de Adrián de la Garza en Monterrey sigue en duda. Hay ciclones que provocan armisticios, sólo eso. Después de la tormenta viene el tormento, no la calma.