Por Félix Cortés Camarillo
Cuando Thomas Alva Edison patentó en 1880 el foco incandescente, el circo de James Bailey, fuerte competidor de P.T. Barnum en esto del espectáculo de las rarezas mundiales, se le había adelantado un año en mostrarlo. Aunque Barnum, el empresario especialista en mostrar fenómenos de la naturaleza como la mujer barbada o el enano más pequeño del mundo, fue el creador de la frase el espectáculo más grande del mundo, había muerto en 1891, su fama le había sobrevivido cuando el gran circo Ringling Brothers and Barnum & Bailey, El Espectáculo más grande del Mundo, se presentó gloriosamente en el Madison Square Garden en 1918. Lo demás es historia circense. Casi un siglo después, en el 2017, el circo de tres pistas bajó el telón, para volverlo a subir seis años más tarde sin tantas pretensiones.
En 1952, el mago de la pantalla grande, Cecil B. de Mille, produjo y dirigió la película del nombre grandioso, con Betty Hutton, James Stewart y Charlton Heston como estrellas. Le cuento esto porque ni Barnum, ni James Bailey, ni los siete hermanos Ringling, ni sus empresarios sucesores, ni el mismo Cecil, tuvieron la capacidad de producir una diversión a la altura del Cuatrote. Para ello, basta ver el espectáculo que inició ayer con los foros de consulta para la reforma constitucional que destruirá al Poder Judicial de México.
El primero que entendió la palabra fue Blaise Pascal, francés él, del siglo XVII. Divertir viene del latin diversio, que significa “acción y efecto de entretener, alejar o dirigir la atención del enemigo a otro lado”. El que mejor la aplica en nuestros tiempos y lugares se llama Andrés Manuel López Obrador, todavía -Santo Dios- presidente de México.
Esta telenovela tiene el principal ingrediente: la buena -aquí Lopitos- consigue lo que quiere después de algunas peripecias. Lo que el presidente López quiere es desarticular el sistema judicial mexicano para que solamente persistan el ejecutivo, que él sueña seguir ejerciendo a la distancia, y el legislativo que los votantes mexicanos le regalaron a Morena el 2 de junio y del que Lopitos sigue siendo titiritero. Este legislativo tiene la absolutísima mayoría en ambas cámaras para reformar la Constitución y hacer de la judicatura nacional un papalote. Pese a ilustres oposiciones.
¿Que quieren consultas? Consultas haya. ¿Que se abran los foros? Ayer se abrieron. ¿Que participen los letrados? Para mi sorpresa, desde las barras de abogados hasta los mismos magistrados de la Suprema Corte están participando en la faramalla. ¿Que se les va a escuchar? Desde luego, y con oidos sordos. ¿Que si se va a atender a sus propuestas y exigencias?
Ahí sí que no. Todo es divertir, mandar la atención hacia otro lado.
Los legisladores, pese a las mentiras de Ricardo Monreal, tienen muy clara la línea: sin cambiar ni una coma a la inciativa de Lopitos. Pan y Circo, dijo Juvenal. Dice la presidente electa que habrá pan. Por lo pronto, tenemos circo.
PARA LA MAÑANERA, porque no me dejan entrar sin tapabocas: Uno, que es un perverso seguidor de ilusiones, se creyó ayer que con los otros seis corcholatos que agarraron hueso con la presidente Sheinbaum nos va a ir mejor. Bueno, menos peor. No puede uno olvidar el apotegma de Lopitos que define al perfecto servidor público: 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de conocimientos. Al anunciar a los cinco nuevos -el de Hacienda es reciclado- la presidente hizo énfasis en cada caso en los méritos académicos de cada uno. A los que sí fuimos a la escuela nos dejó un par de esperanzas. Aunque, ya se sabe, uno es el gabinete que inicia y otro el que termina.