Por José Jaime Ruiz
Aunque el sustantivo “sobrerrepresentación” sea un grito desesperado de la derecha frente a la legalidad de los votos obtenidos por los partidos políticos alrededor de Morena, sirve para introducir al tema: los funcionarios “obradoristas” no estarán sobrerrepresentados en el Segundo Piso de la Cuarta Transformación. Así lo demuestra la presidenta electa Claudia Sheinbaum cada jueves, el día que desgrana el próximo gabinete y sus funcionarios. El bastón de mando es transición; la banda presidencial, toma de poder.
Para Enrique Dussel: “El postulado estratégico debería tender a la disolución de todo liderazgo, de todo vanguardismo. Un pueblo que ejerce plenamente una democracia participativa horizontal, autorreferente, de autonomía, de autodeterminación, no necesitaría sino un débil liderazgo. Sin embargo, en los momentos de gran transformación, más aún en procesos revolucionarios, es necesaria la dialéctica mutuamente enriquecida de liderazgo y pueblo para-sí que va creciendo en el paulatino ejercicio de la participación simétrica de todos sus miembros: la democracia como fundamento de la legitimidad, por sobre el ‘Estado de Derecho’ (Filosofías del Sur. Descolonización y Transmodernidad, editorial Akal).
La democracia participativa horizontal del 2-J (dos de junio) legitimó a Claudia Sheinbaum y sus decisiones políticas. Dentro del cambio de régimen existe también una transición dentro de la transición y eso tiene que ver con la conformación del gabinete. Por fin es la hora de las mujeres en el gobierno, en este nuevo régimen esta agenda es impostergable: el Segundo Piso de la Cuarta Transformación será feminista… o no será. En el ejercicio de los reacomodos existe la elección de un gabinete formal y uno paralelo práctico-cotidiano.
El grupo de “los de casa” de Sheinbaum se sostiene y se amplía en un equipo de asuntos prioritarios: Omar García Harfuch en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana; Juan Ramón de la Fuente como secretario de Relaciones Exteriores; Jesús Antonio Esteva Medina para la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; Luz Elena González, Secretaría de Energía; Edna Elena Vega, Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano; Ernestina Godoy, consejera jurídica de la Presidencia; Rosaura Ruiz a la Secretaría de Ciencia.
Ampliar el segundo piso de la Casa Sheinbaum con Lázaro Cárdenas Batel como jefe de la Oficina de la Presidencia; Rosa Icela Rodríguez, Secretaría de Gobernación; Ariadna Montiel Reyes en la Secretaría del Bienestar; Raquel Buenrostro, Secretaría de la Función Pública; David Kershenobich, Secretaría de Salud; Alicia Bárcena, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales; Julio Berdegué, secretario de Agricultura. Repetir en Hacienda a Rogelio Ramírez de la O lo convierte en la bisagra de estabilidad económica y financiera que requiere México en la transición.
Los dos miembros del gabinete que no recibieron los aplausos de los ciudadanos son los que mayores reflectores buscan, como lo son Marcelo Ebrard (Economía) y Mario Delgado (Educación). Por su politiquería o pasado grillesco, habitarán en un “gabinete paralelo” frente a dos verdaderas protagonistas del segundo piso: Altagracia Gómez (quien manejará la cartera real económica) y Rosaura Ruiz, cuya influencia se extenderá a las políticas públicas en materia educativa. Otra mujer cierra el círculo de poder de Sheinbaum, ya en el partido Luisa María Alcalde devolverá Morena a la 4T para lograr la simetría (Dussel) del liderazgo de Claudia con la legitimidad otorgada del pueblo para-sí.
La simetría Gobierno-Sociedad provocada el 2-J podría encarnar en el Segundo Piso de la Cuarta Trasformación, esa dialéctica mutuamente enriquecida. Lo escribo renovando las frases de Agnes Heller: la transformación permanente de la vida cotidiana es el objetivo, pero también el requisito previo para que la 4T pueda cumplir su misión histórica. Y el movimiento de regeneración será revolucionario y tendrá un valor modélico si y sólo si junto al programa político ofrece también una nueva moral, una nueva forma de vida: primero los pobres con prosperidad compartida (reflexión tomada a partir del libro La revolución de la vida cotidiana, editorial Península).