Juan Pablo Villalobos (México, 1973) vive en Barcelona desde 2003 y se encuentra en el país para promocionar El pasado anda atrás de nosotros (Anagrama), novela con la que cierra una trilogía; publica MILENIO.
Con su cabello estilo afro y de buen humor (ya comió tacos), habla de los tres Juan Pablos que aparecen en sus libros No voy a pedirle a nadie que me crea (2016), Peluquería y letras (2022) y este último.
¿Esta novela es el cierre de una trilogía?
Sí, pero es involuntaria. Yo le dije a mi editora que eran tres libros y podemos llamarle así, pero se lo dije también porque no pretendo seguir con este personaje y era una manera de decir basta, no va a seguir.
¿Cómo estructuraste las tres novelas?
Mi intención era explorar las posibilidades narrativas que tenía utilizando mi propia biografía y algunas circunstancias personales. En No voy a pedirle a nadie que me crea era irse de México a Barcelona y se plantea la pregunta qué pasaría si todo sale mal. En Peluquería y letras era “ya me establecí aquí, logré lo que quería, y ahora ¿de qué chingados escribo?”. Y en El pasado anda atrás de nosotros es el regreso a casa, una de las tramas clásicas de la literatura: irse de casa para volver; sin embargo, la cuestión es que cuando vuelves todo ha cambiado, lo ves raro, la gente te ve a ti diferente; en esos choques es donde se construye la novela.
¿Son tres Juan Pablos?
La constancia que tienen esos tres Juan Pablos es que les pasan cosas y ellos no son capaces de reaccionar, de sobreponerse; al de El pasado anda atrás de nosotros le suceden situaciones que cada vez que quiere arreglarlas se le complican más. Suele ser chistosa esa estrategia de complicarle la vida al personaje. Me gusta.
¿El humor es clave en tu obra?
Hay una constancia en casi todos mis libros que tiene que ver con la comedia de enredos. A mí me gustan tramas en las que haya muchas peripecias y donde sucedan cosas realmente. Más allá de la vida interior, me interesa que se manifieste en acciones, no tanto en digresiones, en pensamientos. Me llama la atención cuando esas crisis existenciales se manifiestan en el comportamiento de los personajes y en los problemas en los que se meten. Lo que sucede es que la comedia necesita personajes torpes, y en la trilogía la constancia que tienen esos tres Juan Pablos es que les pasan cosas y ellos no son capaces de reaccionar y de sobreponerse.
En la novela, el protagonista vuelve a Lagos de Moreno después de vivir en el extranjero. Así inicia un thriller en el que el humor, la violencia, el narco y los recuerdos son parte de una aventura donde nada es lo que parece y a nuestro “héroe”, que comienza rompiendo bocas, no le salen las cosas como quisiera.
¿Este libro tiene tintes de novela negra?
Sí, hay cosas con la intriga que se van acentuando cada vez más. El narrador es el protagonista y no sabe interpretar bien lo que sucede a su alrededor, y en la novela pareciera que en todo momento está a punto de irse a la violencia más horrible. La historia tiene que descontrolarse para que pasen cosas, sea ágil y entretenida.
¿Por qué el protagonista se desdobla?
El personaje se queda dormido y despierta muchas veces; cuando lo hace, hay un cambio de tiempo, como que está en el pasado y el lector tarda en darse cuenta de que ahora es un niño, o parece que solo está soñando. La intención era borrar también las fronteras entre la ficción, la memoria y la autobiografía, es decir, cuestionar todo eso y que todo se mezcle.
¿La novela habita en mundos kafkianos o a la Ibargüengoitia?
Creo que hay una base como del teatro del absurdo, cuando el personaje espera que suceda una cosa y siempre pasa otra. Eso siempre me ha gustado, por eso tal vez los finales de mis libros suelen ser abruptos y algunos lectores me han dicho: “A mí me encabronó mucho al final”. Yo pienso: “Pues sí, para eso era” (risas). No todas las experiencias de lectura tienen que ser del tipo “¡ay, qué bueno está el libro!” y cierro con una sonrisa.
¿Qué buscas entonces?
En ningún momento he tenido en mi cabeza la idea de que voy a escribir un libro redondito, perfecto, eso me parece que es una idea muy convencional de la literatura. Creo que hay experiencias distintas, hay libros que nos inquietan, nos frustran, nos encabronan, nos ponen tristes. Hay toda una paleta de emociones que los escritores tenemos que explorar y es más allá del libro redondo, satisfecho, que te deja en plenitud, me parece convencional y no me interesa.
¿Pasas un buen momento como escritor?
Digamos que ya son muchos años. Con Anagrama tengo siete novelas y un libro de crónicas, las dos películas, las adaptaciones, tengo talleres, clases, tengo muchísimo trabajo, me siento apreciado y muy contento.
El pasado anda atrás de nosotros se presentará este 16 de julio a las 19:00hrs en Librería Sótano, Miguel ángel de Quevedo 209.
DATO
En Netflix se pueden ver dos adaptaciones de las novelas de Villalobos: No voy a pedirle a nadie que me crea, dirigida por Fernando Frías de la Parra, y Fiesta en la madriguera, con guión Nicolás Giacobone y dirigida por Manolo Caro.
Imagen portada: MILENIO