Por José Jaime Ruiz
En un acto de insensatez, quien por un tiempo procuró la justicia en Nuevo León, ahora se rasga las vestiduras y, alocado, fiscaliza la administración de justicia electoral: “Repito, sería una locura y sería estimar que cualquier elección pudiera ser revertida, incluso con cualquier diferencia en cantidad de votos”. El problema original es la inequidad al obtener esa cantidad de votos que Adrián de la Garza defiende.
Lo explicó Sandra Pámanes: “La verdadera locura es que una persona como Adrián de la Garza, que ha probado su ineptitud al gobernar, además de tener un pasado muy cuestionable, vuelva a ser alcalde usando la policía ministerial para golpear y amenazar a la gente que simpatiza con MC, lo que provocó un proceso inequitativo y violento”
La Procuraduría General de Justicia y luego la Fiscalía de Nuevo León nunca tuvieron entre sus atribuciones la utilización político-electoral de la Policía Judicial y posteriormente de la Policía Ministerial. Insensato, Adrián de la Garza ha sido orgánicamente recurrente en el uso y abuso de las funciones públicas ministeriales en contra de sus adversarios.
Para desviar la atención de la masacre del Casino Royale, filtraron videos del Casino Red donde implicaban a un hermano del entonces alcalde de Monterrey, el panista Fernando Larrazabal y descarrilar su candidatura a la gubernatura de Nuevo León. Para los priistas no fue una locura impugnar la elección que perdieron y posteriormente le ganaron al panista Felipe de Jesús Cantú. A Luis Donaldo Colosio Riojas (el nuevo amigocho el PRIAN) lo acosaron agentes ministeriales y funcionarios administrativos de Monterrey (bajo la tutela de Adrián de la Garza y Francisco Cienfuegos) por la dirección de su residencia en Monterrey para quitarlo del camino.
Usaron a sus policías para dar el golpe de Gobierno en contra de Samuel García, cuando optó por competir en la carrera presidencial. Una y otra vez usaron agentes ministeriales en los eventos de Xóchitl Gálvez, incluyendo el cierre de campaña junto a De la Garza. El Día D desplegaron a un ejército de agentes para intimidar, golpear y secuestrar a emecistas. El uso político-electoral de la coacción física está documentado desde hace lustros por la prensa regiomontana.
Y triste papel el de los ex candidatos de otros partidos políticos que “a título personal” le dan el espaldarazo a Adrián de la Garza. ¿O sea que los votos que obtuvieron los lograron a “título personal” y no representando ni registrados bajo siglas políticas? Lo que no suena lógico, suena metálico, ¿de a cómo no? En fin, alocado, Adrián de la Garza ahora fiscaliza la «locura».
