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El ascenso de ‘Alito’ Moreno: el proyecto fallido de Peña Nieto, Del Mazo y Murat

Primero llegó al PRI en alianza con Peña Nieto, Del Mazo y Murat, tomó control de los comités estatales, del Consejo Político, de las arcas partidistas y después rompió lanzas contra ellos; informa MILENIO.

Desde 2019, Alejandro Moreno tomó protesta a los nuevos consejeros del partido ante la mirada de sus ahora críticos: los gobernadores del Estado de México, Alfredo del Mazo; de Oaxaca, Alejandro Murat; de Hidalgo, Omar Fayad Meneses; así como los ex presidentes del PRI: Jorge de la Vega Domínguez, Beatriz Paredes, César Camacho y Carolina Monroy.

Para 2021 vinieron los grandes fracasos cuando perdieron ocho gubernaturas y los ex líderes del PRI pidieron su renuncia. Ya era tarde, era el dueño absoluto del partido y no solo eso, vino el revire y el reproche: “¿dónde estaban ustedes en la campaña?”, cruzando el rubicón.

La instrucción del último Tlatoani, el entonces presidente Enrique Peña Nieto era clara: “es Alito (Alejandro Moreno)”.

El dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, en una conferencia de prensa. | Cuartoscuro

Dos dinastías de raigambre priista la siguieron y permitieron el ascenso político de Alejandro Moreno Cárdenas. El peso de la familia Del Mazo y la capacidad financiera de los Murat, fortaleció y dio rumbo al poder absoluto del campechano al interior del PRI.

El PRI acababa de pasar lo que hasta entonces era su peor derrota en las urnas en 2018 de la mano de José Antonio Meade. El partido era una papa caliente que nadie quería tener en las manos. En tres meses pasó de Enrique Ochoa Reza a René Juárez y Claudia Ruiz Massieu.

Pero los vacíos se llenan. Y eso lo sabían bien en Madrid, el Estado de México y Oaxaca, cuando apostaron por quien entonces era su “hermano” para encabezar la dirigencia del PRI, a fin de que en seis años, el mejor posicionado entre ellos se convirtiera en candidato presidencial en 2024.

José Murat no solo se hizo su consejero más cercano, sino el gran financiero de Moreno, en quien no se escatimó ni un peso para avanzar en medios y los estados sobre su rival Ivonne Ortega, quien le disputó la dirigencia. Mientras que Alfredo del Mazo llamaba desde Toluca, uno a uno a los entonces 12 gobernadores del PRI para rendirse a Alito. Luego convocó a todos y quedó testimonio en la famosa foto que quedó para el recuerdo donde el anfitrión mexiquense e Ignacio Peralta, de Colima, flanquean a su gallo.

La bufalada priista tuvo efectos y resultados pues Moreno Cárdenas ganó en todas las entidades, obteniendo el 85.07 por ciento de las preferencias en la interna.

Con la operación hecha y los gobernadores más preocupados por quedar bien con la nueva administración federal, Moreno Cárdenas llenó otro vacío: las dirigencias de los estados y de los principales ciudades y capitales

A los tres días de tomar protestas comenzó a tomar territorios al designar a sus principales operadores en puestos clave, como el caso de su mano derecha, Pablo Angulo Briceño, quien fue nombrado secretario técnico del Consejo Político Nacional.

Partido Revolucionario Institucional (PRI). | Foto: Cuartoscuro.

Más tarde, hizo lo propio con Laura Haro al designarla secretaria de Vinculación con la Sociedad, quien más tarde sería la candidata del partido a la gubernatura de Jalisco.

También con su operador financiero y político, José Murat a quien llevó a la presidencia de la Fundación Colosio.

De saque respetó y dio lugar a los viejos liderazgos, al día siguiente de tomar protesta como presidente del PRI, el 19 de agosto, acudió al Senado para trabajar la agenda parlamentaria de su partido de la mano de Miguel Ángel Osorio Chong.

El 27 de agostó ratificó a Hilda Flores Escalera, esposa de Emilio Gamboa Patrón, al frente del ONMPRI; el 1 de septiembre se reunió con sus entonces 12 gobernadores para analizar el primer informe de gobierno y el 9 de septiembre hizo lo propio con 10 ex presidentes del PRI.

Pero, el 30 de septiembre iniciaba el camino para tomar el poder absoluto del partido. Angulo Briceño anunció la renovación de los 661 integrantes del Consejo Político Nacional, órgano colegiado más importante del tricolor para la toma de decisiones.

En noviembre de 2019, Moreno tomó otra trinchera olvidada por sus antecesores y gobernadores: los diputados locales y colocó al frente de la Conferencia Nacional de Legisladores Locales Priistas a otro de sus operadores al regiomontano, Francisco Cienfuegos, quien desde ese momento se encargó que sumar voluntades al ‘Alitismo’.

Pasada la pandemia, que detuvo las actividades, pero no la política, en diciembre de 2020 cerró la alianza con el PAN y el PRD, que le permitió colocarse en el primer lugar de la lista de candidatos a plurinominales junto con sus operadores más cercanos.

A la par, operó con algunos gobernadores para designar a sus gallos como fue el caso de Héctor Astudillo, en Guerrero, con Mario Moreno y Claudia Pavlovich, en Sonora, con Ernesto Gándara.

Pero en otros puntos, impuso a sus candidatos como en su natal Campeche donde perfiló a su sobrino Christian Castro Bello y en Sinaloa, donde puso a su senador Mario Zamora.

Pero los resultados fueron desastrosos a nivel nacional pues perdió Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Colima, Tlaxcala, Guerrero y Campeche ante Morena; además de San Luis Potosí con el Partido Verde.

Esto le ocasionó su primer encontronazo con los ex dirigentes nacionales del PRI, quienes pidieron su cabeza por los malos resultados, a lo que Moreno hizo oídos sordos ante quienes decía “no habían hecho campaña”.

Alejandro Moreno, líder nacional de Morena.│Ariana Pérez

Lo anterior acrecentó la distancia de los viejos liderazgos que a pesar de ser consejeros políticos del partido, optaron por no ir a los encuentros del tricolor, los más constantes fueron Beatriz Paredes, Jorge de la Vega, Carolina Monroy y César Camacho.

Con su diputación asegurada y una bancada que le daba peso en San Lázaro, avanzó con la toma de dirigencias locales y poco a poco fue tomando espacios y sacando a sus detractores, el primero fue el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, en septiembre de 2021.

Para 2022, repitió la fórmula: considerar a algunos gobernadores e imponer a sus candidatos, como fue el caso de su secretaria general de Carolina Viggiano quien fue por la gubernatura de Hidalgo y perdió.

A la par de los resultados electorales, sus ex gobernadores aceptaron cargos diplomáticos del gobierno federal, lo que desamparó al priismo de sus estados, que rápidamente fue cobijado por Moreno para hacerse de más fuerza.

2023 fue uno de los años más contratantes para Alejandro Moreno, pues no solo dejó en manos de los gobernadores en turno el proceso interno y campaña en Coahuila y Estado de México, sino que sacó de la coordinación de los senadores del PRI a Miguel Ángel Osorio Chong.

También acusó de cobardes y corruptos a sus “hermanos” Alfredo Del Mazo y Alejandro Murat, a quienes sacó a la menor provocación del partido. Y junto con el oaxaqueño, el jefe máximo de la entidad, José Murat, quien salió por puerta de atrás del PRI.

Con una fuerza interna aplastante de un plumazo y en fast track acabó con viejas familias priistas como Del Mazo, Murat, Ruiz Massieu y Salinas, que se sumaron al ya largo éxodo.

Y con ello se rompió el acuerdo, la promesa, la estrategia Madrid-Toluca-Oaxaca, donde no fue un apellido de peso, de casta, de dinastía el del siguiente candidato presidencial emanado del PRI, sino que será Moreno.

Imagen portada: Cuartoscuro

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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