Por Efrén Vázquez Esquivel
Norberto Bobbio, uno de los grandes teóricos de la teoría de la democracia, pregunta: ¿Puede la mayoría cambiar el principio de mayoría? A lo que de inmediato responde que no.
Y de la misma manera que en una democracia no se puede cambiar el principio de mayoría por la mayoría parlamentaria ni por una decisión judicial, tampoco es jurídico desnaturalizar el principio de representación proporcional, ni ignorar los principios de igualdad de sufragio y el del pueblo como titular esencial de la soberanía.
En una democracia, si es tal, las minorías tienen tres vías para convertirse en mayoría: la asignación de diputados de representación proporcional, si obtienen un cierto porcentaje de votos; debatir permanentemente con la mayoría, para tratar de convencer a los ciudadanos de sus proyectos y participar coaligados con otros partidos en las elecciones.
Pero ahora resulta que los malos perdedores que en las elecciones de 1988 recurrieron a la cláusula de gobernabilidad para producir una sobrerrepresentación parlamentaria, a la que ayer me referí para por medio de ésta sustituir el Estado social de derecho por el Estado neoliberal, ahora, con esta misma falacia no formal, que he bautizado como falacia de la sobrerrepresentación, pretenden arrebatar la mayoría calificada a Morena y sus aliados.
Si la asignación de legisladores por el principio de representación proporcional se hiciera por coaliciones como pretenden los malos perdedores, no por partidos, se cambiaría el principio de mayoría porque el número de escaños del PRI y PAN no correspondería a la fuerza política real, no formal, que estos partidos tienen en el cuerpo electoral.
Además, por lo antes dicho, se desnaturalizaría el principio de representación proporcional y se violaría en Artículo 39 de la Constitución, porque el soberano sería burlado por el PRIAN, transfiriéndose en este caso la soberanía del pueblo a estos partidos.