Por José Jaime Ruiz
La derecha en México infla sus globos con el gas metano de la mentira y, a veces, de la infamia. Se pretenden globos aerostáticos, pero terminan siendo globitos pinchados de ferias parroquiales. Un 11 de agosto jamás anulará el 2 de junio. La movilización de la derecha frente al INE será más una concentración de Photoshop, más Ángel de la Independencia que Zócalo rosa.
La derrotada Xóchitl Gálvez se suma a la marcha y se envalentona diciendo que si el INE y el Tribunal Electoral avalan la representación proporcional obtenida en las urnas por Morena y sus aliados, van a movilizar a los ciudadanos. Su huipil no da salto sin huarache, ¿cuánto le cobraría a Claudio X. González por encabezar la marcha de la sobrerrepresentación?
La impugnación acerca de la sobrerrepresentación nació muerta. Violentadora, Xóchitl y su séquito de constitucionalistas a modo echan maromas legaloides (como Germán Martínez con Ciro Gómez Leyva) para “subrepresentarse” en su farsa. Claudia Sheinbaum fue muy clara: “En realidad lo que le están pidiendo al INE es: INE viola la Constitución (…) Los que hablan de Estado de Derecho, de respeto a las instituciones, de ‘El INE no se toca’ están convocando a una marcha para que el INE viole la Constitución”.
No son sólo malos sino pésimos perdedores. No entienden a los ciudadanos, lo suyo son los obsesivos días circulares en el círculo rojo. Instilan la doctrina del engaño, pocos les creen, y los que aún vociferan, inflan sus globos con el “gas metano del hastío”. Ni existió un “narcopresidente” ni un “fenómeno Xóchitl”, ni los hijos de Andrés Manuel López Obrador fueron corruptos ni hubo la disyuntiva entre democracia o dictadura. Xóchitl Gálvez y secuaces entraron al catálogo de violentadores políticos en contra de la Constitución y de la democracia. Desde hace mucho bailó Bertha… que Alejandro Moreno y Marko Cortés apaguen la luz.
