Por José Jaime Ruiz
Peniley Ramírez y Raymundo Riva Palacio interpretan la presunta extracción de Ismael el Mayo Zambada como un duro golpe al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Conociendo sus fuentes, una reproduce lo que quiere imponer de narrativa la DEA y, el otro, la CIA, cuya labor principal es desestabilizar a los gobiernos legítimamente constituidos. Lo que se sabe dista mucho de las elucubraciones de ambos agentes periodísticos, más cercanas a la plataforma de Guacamaya Leaks que responde a los intereses de la derecha internacional.
Desde Reforma, Peniley descree de los hechos: “buena parte de la prensa ha publicado una versión de fuentes oficiales no identificadas, que dice que Joaquín, el más joven y menos involucrado en el negocio de los hermanos Guzmán, negoció secretamente para ayudar a Ovidio, engañó a su padrino y logró él solo lo que en años autoridades de ambos países no consiguieron. El abogado del Mayo dijo a LATimes que el capo viajó a EU ‘contra su voluntad’.
“Otras fuentes, que me pidieron que no las identifique, aseguran que Joaquín y su padrino negociaron con los estadounidenses ‘en la misma mesa’, Joaquín para ayudar a Ovidio y el Mayo para proteger a sus hijos y conseguir un tratamiento médico”.
Las fuentes no identificadas de Peniley son las fuentes oficiales del Departamento de Justicia de los Estados Unidos y de su embajada en México. Primero, el hijo del Chapo Guzmán consideró desde hace tiempo entregarse, eso sucedió en la mañana del 25 de julio. Segundo, las autoridades gringas fueron “informadas que Joaquín Guzmán López estaba volando hacia los Estados Unidos en un avión que había despegado en México, y que era su intención volar a los Estados Unidos para rendirse”. Tercero, “las autoridades estadounidenses no tuvieron un aviso previo de este vuelo”. Cuarto, “fueron informadas, aproximadamente a las 14:40 horas, que la aeronave ya se encontraba en ruta y que el Mayo Zambada era uno de los pasajeros”. Quinto, el vuelo “no fue planeado por agencia gubernamental estadounidense alguna”.
Penyley quiere imponer la narrativa, que favorece a la DEA, de que el Mayo Zambada viajó contra su voluntad, en una abducción o extracción. La narrativa que se impone, sin embargo, es la de la traición del hijo del Chapo al compadre de éste, el Mayo Zambada.
En nado sincronizado con Peniley, Raymundo Riva Palacio asegura, contra lo dicho por las autoridades gringas, que lo del Mayo fue una extracción, relato conveniente a la CIA: “La posibilidad de que haya sido secuestrado y llevado a Estados Unidos tiene más sentido que la hollywoodezca operación contada sobre el engaño a Zambada, toda vez de las medidas de seguridad extremas del principal narcotraficante del mundo…”. Como para Riva Palacio la realidad es irrelevante, nada le cuesta contradecir a las autoridades estadounidenses, quienes dicen que no operaron la captura y que fue una entrega. Así se las gastan los informantes, que no informadores, Raymundo y Peniley, al peor estilo guacamayo.
