Por José Jaime Ruiz
Las calles callan lo que las redes estallan. La “sobrerrepresentación” es un tema ajeno a los ciudadanos. Sólo basta preguntar en cualquier “Mercado Juárez” del país para evidenciar la indiferencia sobre el asunto, ya sea en el de la avenida Chapultepec de la Ciudad de México, el de la avenida Juárez de Monterrey o el imprescindible de la ciudad de Oaxaca. A los plurales círculos verdes en nada les interesa la sobrerrepresentación unidimensional de pensamiento único de la derecha, el círculo rojo, y sus comentaristas.
A Héctor Aguilar Camín, con sus malos trucos, la magia se le fue. Su hermenéutica constitucional deviene en cartomancia de la Carta Magna. Las cartas están echadas, pero no quiere leerlas y se atribuye una carta marcada ilegal: la interpretación obtusa de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Literal, primero Aguilar Camín se lanza contra la “literalidad” por acatar la legalidad y un día después endiosa esa misma “literalidad” para combatir la “sobrerrepresentación” de Morena y sus aliados. El cubano que se pretende mexicano o el mexicano que se pretende cubano sigue dando tumbos en las tumbas postelectorales. Para desentenderse de Aguilar Camín habría que interpretarlo de manera teleológica: el fin justifica los re/medios maromeros.
Ciro Murayama o la historia lo absorberá… y ya lo absorbió. Como demostró Elizabeth García Vilchis en la Mañanera, a Murayama lo video/agarraron con los dedos de la mano en la puerta de la historia. Hace años, aunque no la aplaudía, justificaba la sobrerrepresentación. Ahora, sometido a los intereses metálicos de Claudio X. González, la impugna junto a su cómplice Lorenzo Córdova. Quienes se autonombran como defensores del estado de derecho, quieren imponer un estado de chueco.
La Marea Rosa se extinguió y eso se comprobará con la protesta del 11 de agosto frente al INE. El divorcio entre ciudadanía de derecha y políticos y comentaristas de derecha es patente o, como cantó alguna vez Joaquín Sabina: “Y cada vez peor y cada vez más rotos”.