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Por Félix Cortés Camarillo

Con el sonido de un disparo de rifle en manos de un joven mal tirador, el  desarrollo de la carrera por la presidencia de los Estados  Unidos dio un vuelco radical. Lo que parecía un pan comido para el mediático Donald Trump y sus ideas del conservadurismo más rancio, racista y clasista frente a un demeritado Joe Biden empeñado en repetir su mandato a unos 82 años que parecen muchos más, hoy todo pinta diferente.

Por fortuna, y para virtud del sistema político del Norte, la combinación de la presión de mentes maduras en el Partido Demócrata y el recorte que de pronto los “voluntarios”  contribuyentes que pagan todas las campañas electorales decidieron hacerle al flujo de capital para el aún presidente, obtuvo la más razonable de las decisiones: dejar de lado la postulación de Biden y dejar el paso a un candidato menos vulnerable y con mejores probabiidades de derrotar a Donald Trump.

Esa persona resultó ser la vicepresidente actual, Kamala Harris. Una mujer joven, preparada, de rigen negro y asiático y con una mentalidad nueva que deja en el desprestigio total la ideología de Trump ha agarrado su momento, como dicen los gringos. Falta mucho para las elecciones del cinco de noviembre, pero el panorama ya no es el de un triunfo avasallador por parte de la recalcitrante derecha que Trump y su candidato a la vicepresidencia Vance representan. Es muy difícil pronosticar una victoria a estas alturas, pero ninguno de los candidatos la tiene segura.

Pero en la situación actual, la conducta de Trump ha sido un detonador importante que puede tener influencia en ese sector de votantes (para el caso el sector de electores del Colegio, en el singular sistema político de los Estados Unidos) que no tienen aún una preferencia definida.

La boca de Trump se desboca con mucha frecuencia y con poco raciocinio. Suele usar el insulto y la descalificación en lugar de los argumentos. Eso finalmente le puede costar la presidencia y todo su futuro político. Hace unos días, hablando ante un público integrado por periodistas negros –y con  la conducción de tres mujeres de esa condición–, Donald se lanzó a atacar a la señora Harris precisamente por asumirse ocasionalmente negra o asiática. Ambas comunidadades son muy sensibles a los epítetos despectivos de origen racial.

Gradualmente, la boca de este pez le a acercando a su captura. Sus actitudes ha provocado molestia entre las mujeres, que son una mayoría ligera sobre los hombres en el padrón. Molesta, cada vez que puede a los hispanos, con su repetida promesa de que su primera acción como presidente será la mayor persecusión y deportación de los inmigrantes que la historia de este país conoce. Su oposición al aborto no ha de ganarle simpatías entre las mujeres, especialmente las jóvenes.

Si Donald Trump quiere recuperar el terreno que su lengua larga le ha quitado, debería modificar su discurso. Pero en este caso, forma es fondo.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Gradualmente la presidente Sheinbaum se quiere parecer más a su antecesor. Las nominaciones de algunas piezas de su equipo de gobierno apuntan al continuismo. El anuncio de que las sesiones demagógicas que se llaman mañaneras van a seguir lo dejan claro, Ya veremos, dijo un ciego.

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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