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John Mayall, el alma del blues británico

Del ‘Blues Breakers with Eric Clapton’ (1966) a ‘The Sun Is Shining Down’ (2022), la historia musical del ‘bluesman’ de Manchester es una de las más luminosas en un cielo plagado de estrellas.


Por Andrea Serdio

El lunes 22 de julio murió John Mayall, figura legendaria del blues británico. Tenía 90 años y una carrera impresionante que comenzó en su natal Macclesfield (Manchester), donde en 1955 formó su primer grupo: The Powerhouse Four. En 1962, en Londres, creó su segunda banda: The Blues Syndicate, y en julio de 1963 inscribió su nombre en la historia de la música popular con la fundación de The Bluesbreakers, en donde militaron algunos de los más grandes guitarristas de blues y rock, entre ellos los siempre citados Eric Clapton, Peter Green y Mick Taylor, así como el bajista John McVie y el baterista Mick Fleetwood.

John Mayall nació el 29 de noviembre de 1933, desde niño cultivó su afición por la música, es especial por el jazz y el blues, aprendiendo a tocar la guitarra, el piano, la armónica y varios instrumentos más. Fue también compositor y su obra osciló entre los sonidos electrónicos y acústicos, experimentando con la fusión de diversos géneros. En su carrera grabó más de 60 discos y recorrió el mundo en prolongadas giras.

Hacia finales de 2019 publicó su autobiografía: Blues From Laurel Canyon: My Life As A Bluesman (Omnibus Press) firmada con el periodista británico Joel McIver, autor, entre otros libros de rock, de Justice For All: The Truth About Metallica.

El título hace referencia a su álbum Blues From Laurel Canyon, de 1968, cuando Mayall decidió abandonar Inglaterra y hacer su vida en ese vecindario de Hollywood Hills, en Los Ángeles, California, poblado por algunos de los músicos más propositivos en un mundo que cambiaba aceleradamente: Eric Clapton, Frank Zappa, Joni Mitchell, Jim Morrison y un largo etcétera.

En la contraportada del libro, puede leerse: “La historia de John Mayall no se parece a ninguna otra en los anales del rock y el blues. Nacido en el Reino Unido en 1933, sentó las bases del blues británico, nutrió a una generación de futuras superestrellas y luego llevó la música —el blues— de regreso a su natal Norteamérica”.

La música no desliga los recuerdos de Mayall de la atmósfera imperante en la Gran Bretaña en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el servicio militar obligaba a los jóvenes a abandonar su hogar y viajar a destinos como Corea, donde John estuvo 18 meses. A su regreso, su destino dentro del blues estaba decidido. Y pocos años después, su mudanza a California, donde el “amor y paz” y las nuevas tendencias sociales y musicales vivían su esplendor, acentuó su pasión por el blues.

El libro, dicen los editores, ofrece un viaje invaluable: “Desde Manchester, Inglaterra, hasta Laurel Canyon en California, y muchos puntos intermedios, el relato de John es a la vez afectuoso y convincente: una visita guiada a través de más de sesenta años en el negocio de la música y sus estrellas, que cobran vida gracias a uno de sus pioneros indiscutibles”.

En una entrevista publicada por la revista española Muzikalia en febrero de 2017, John Mayall le dice al reportero Ícaro Lavia cuando éste le pregunta si se siente un innovador mal comprendido: “Nunca me siento mal comprendido porque hay bastante gente ahí fuera que sigue mi música y me hace sentir muy orgulloso de mis logros”. Cuando el periodista le dice si le queda algún futuro al blues en una época de música computarizada, John responde: “El blues siempre estará con nosotros, pues en cada generación surgen nuevos artistas que lo mantienen vivo”. Habla de su pasión por el jazz y el blues, de los discos de estos ritmos que comenzó a coleccionar a los diez años y el por qué el blues se impuso en Europa mientras en Estados Unidos era marginado: “La principal razón por la que los músicos de blues americanos nunca tuvieron tan buena acogida ni aceptación en su propio país es que, hasta los 1960, los negros vivían una vida completamente separada de la de los blancos”. El racismo hacía que la música negra no fuera escuchada por el gran público. Mayall afirma que invariablemente eligió para acompañarlo a músicos que admiraba y que disfrutaba el contacto con el público: “Siempre he disfrutado estando en la carretera y actuando para la gente donde sea, y sin haber gozado nunca de un estruendoso éxito discográfico, me he podido permitir tocar como siento”.

Del Blues Breakers with Eric Clapton de 1966 a The Sun Is Shining Down de 2022, la historia musical de John Mayall es una de las más luminosas en un cielo plagado de estrellas.

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Andrea Serdio

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Autor: stafflostubos
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