Los personajes que caracterizan la carrera de Bruno Bichir están suscritos a los dramas profundos de grandes cineastas como Felipe Cazals, Steven Soderbergh o Jorge Fons; y hay excepciones como Caras vemos, la nueva propuesta fílmica de Beto Gómez, que le permite al actor experimentar con los géneros. Esta comedia familiar llega hoy a los cines.
“No es la primera vez que hago algo así. Dije: ‘Quiero probar esto que yo no haría normalmente, quiero arriesgarme, que penda de un hilo mi carrera y que la crítica me deshaga, quiero estirar la liga’. Ese soy yo y me gusta”, dijo Bruno a MILENIO respecto a su participación en Caras vemos, una comedia en la que sus protagonistas cambian de cuerpo por un deseo pedido a una deidad.
“Mientras más serio sea el trabajo, no solemne, se convierte en una especie de ofrenda con la que honro a los espectadores, no me burlo de ellos; esto me costó mucho trabajo, si no les gusta o si creen que lo hace mejor el que hace chacota, bienvenido; quiero pensar que mientras más compromiso y rigor haya, el espectador sentirá que valió la pena. Ese es mi aporte a la película”, agregó.
No es la primera vez que Bruno se prueba en la comedia, antes lo hizo con Viaje todo robado, una película en la que dio vida a Carlos Camargo, un hombre agobiado por las deudas pero que en una oportunidad inesperada se lleva a su familia de vacaciones con dinero que encontró en la oficina; pero ha sido en el teatro donde el actor ha estado más en contacto con historias que lo llevan a explorar el género a fondo.
“He tenido la fortuna de hacer cosas similares en teatro, he cambiado de sexo, he hecho un hombre que hace creer a todos que es mujer. El trabajo es que te crean. Hice dos trabajos similares como el monólogo La historia del tigre, escrita por el ganador del Nobel Darío Fo, donde se abordan temas políticos desde la comedia”, o Extras, donde hacía a varios personajes”, detalló. En esta última compartió créditos con sus hermanos Demian y Odiseo.
“No me acerco a estos trabajos desde la chacota, se presta y quizá habría salido mejor, pero eso no me toca a mí; trabajo como suelo hacerlo: buscando sorprenderme y sorprender al público. No repetir lo que funciona, sino explorar siempre otros caminos y este proyecto me dio esa oportunidad. Fue importante entrarle con rigor, habitar otros cuerpos, otras personalidades, fue un juego muy demandante, pero delicioso”, agregó.
Un caos divertido
Caras vemos aborda lo que ocurre cuando los miembros de una familia mexicana intercambian cuerpos después de que la hija menor tiene un encuentro místico con una antigua deidad. Cada uno termina en el cuerpo de otro, generando el caos, y para lograr la historia “ensayamos, porque el guion era muy rebuscado, no sabías quién era quién, tuvimos que hacer un pizarrón para entender como actor en dónde estabas y quién eras”, detalló Bruno.
Para interpretar a cada personaje se valieron de videos que cada actor grabó en sus casas y que después compartieron entre sí, con el fin de desarrollar su propio método de trabajo.
“Lo hablé con Mariana (Treviño), porque yo hago 10 por ciento de la cinta, pero ella 90; lo que ella propusiera de mi personaje es lo que iba a hacer. Fue necesario tomar todo, no desde lo burdo, sino desde lo profundo, desde la posesión de almas”, explicó.
Luis de la Rosa compartió parte de su experiencia: “Visualmente es una película mexicana superatractiva; tiene un humor muy particular y culturalmente también es muy nuestra. Toca cosas con las que cualquiera nos podemos relacionar; no tenía expectativas y terminó siendo increíble”.
“Todos llegamos en blanco, pues el proyecto era una apuesta grande. Todos los días era como ir a la guerra, en el mejor sentido posible. Cada escena era muy distinta y te tocaba interpretar un cuerpo diferente —recuerda Luis—. Era como estar surfeando una ola muy divertida con excelentes compañeros de trabajo, sumamente talentosos”.
María Ibarra, quien debuta en cine con esta película, agregó que no le gusta tener expectativas en relación al proyecto porque la vida la ha sorprendido mucho, pero sí tiene deseos que le gustaría cumplir.
“Que esta película le llegue a muchas personas, que tenga un gran público y que la reciban con el mismo amor con el que nosotros la filmamos”.
Y comparte: “Algo que me pasó cuando la vi, fue conectar con lo que le está pasando a todos los personajes. La película tiene algo muy humano porque profundiza en eso, no se queda sólo en los cambios de personalidad; eso es muy lindo, además de ser una comedia en la que te la pasas increíble, también conectas con esas cosas”.
Visitando al niño interior
En el cambio de roles, a Bruno le toca pasar por el cuerpo del personaje de Mariana Treviño, y también por el de Paula Hernández, quien da vida a Zoe, la más pequeña de la familia.
“Cuando aparece la niña en mi cuerpo es un triple salto mortal, fue reconectarme con mi niño, cuando tenía seis años —explica Bruno—; en ese momento me funcionó echar mano de mi niño, lo tengo muy presente, me visto casi igual que cuando tenía seis años”.
Sobre el método de tomar la vida real para la ficción, Bruno agregó: “Una cosa es la que yo creo o pienso y otra la que le pasa al personaje, hay actores que echan mano de su vida para interpretar, erróneamente; sí, hay cosas que conectan profundo con tus sentimientos y funciona, pero es un error, es dañino para uno si te lo tomas muy en serio, de ese tamaño es la capacidad del ser humano de creerse una ficción y el hígado no entiende de juegos”.
Claves
Nueva generación
“Es importante llevar al público joven de regreso a los cines con proyectos como este: una comedia muy inteligente, toca el corazón, la cultura y visualmente es muy hermosa”, dijo Luis de la Rosa.
Producción
La cinta está dirigida por Beto Gómez y la producción por el dúo Gerardo Morán y Daniel Birman Ripstein, que reúne un gran elenco que pretende llenar las salas de cine.
Imagen portada: Especial