Por José Alberto Alvarado Pineda
La aplicación irrestricta de la Constitución ha hecho que la oposición se manifieste tal y cual son: pequeños, absurdos, intolerantes, ridículos, violadores de la ley, de la constitución, mediocres y por demás antipatrióticos.
Después de escuchar con detenimiento los argumentos de algunos consejeros del Instituto Nacional Electoral y de algunos representantes de partidos políticos de oposición, donde los primeros, creyéndose los dioses de la democracia, argumentaban que no sabían si el aprobar el dictamen propuesto sobre la asignación de los Diputados y Senadores por el Principio de Representación proporcional, era algo que beneficiara a México, por el comportamiento que ha demostrado por el partido Morena, demuestra que no están por la legalidad y la aplicación de la Constitución y su defensa, sino por la conveniencia de conservar sus privilegios; pues es evidente que no les interesa lo que dice o mandata la Constitución, sino les interesa cómo no perder su prebendas y sus privilegios, los privilegios de unos cuantos; no les interesa el respetar la voluntad del pueblo, sino de sus amigos a quienes les deben el puesto.
Los segundos, los representantes de partidos políticos, suplicando al Consejo General que no apliquen y cumplan con la Constitución, haciéndolo con todo descaro y con toda desfachatez, dejando en claro que suplican por no desaparecer.
Y como no tuvieron eco sus suplicas en el Consejo General, se dedican hoy a buscar, como buenos vendepatrias, ayuda del extranjero. Sí, como toda la derecha y fachos de Latinoamérica cuando la voluntad del Pueblo no les favorece, cuando la ciudadanía les confirma que son repudiados, hoy buscan que organismos internacionales y gobiernos extranjeros intervengan en la política de nuestro país, suplicando incluso que los grandes empresarios saquen el dinero y sus inversiones de nuestro país, como forma de presión para que no se lleven a cabo las reformas propuestas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, sin importarles que pueda existir una crisis económica en el país, pues eso es precisamente lo que buscan para señalar después, que el culpable fue el presidente por sus propuestas de reformas constitucionales.
Y siguiendo con las actuaciones dignas de un circo, los “grandes intelectuales” hoy descubren una nueva forma de monarquía, una monarquía sin rey, sin sangre de la realeza, sin linaje, electa por el Pueblo, electa conforme a leyes y con una duración determinada y no heredada. Así la desesperación por deslegitimar a una mujer Presidente o Presidenta, como se quiera decir, que ganó las elecciones de forma apabullante, como una forma de aprobación y respaldo a la Cuarta Transformación y reconocimiento de la capacidad y liderazgo de Claudia Sheinbaum.
Otros en su mente febril y desorbitada, hablando de logaritmos, de fraudes; mucho sabrán de ello, pues ellos mismos orquestaron esa forma de fraude en los años anteriores.
Y por último, la gran ridiculez de la excandidata de los Fachos, donde presenta una demanda ciudadana (juicio para la protección de los derechos político-electorales) a todas luces improcedente, y respaldada por tan solo diez personas que la acompañaron, dejando ver que su liderazgo fue solo una burbuja, una creación ficticia. Que alguien le diga que ya la utilizaron, que ya hizo el trabajo que nadie con un poco de materia gris en la cabeza lo hubiera aceptado hacer, y que deje de hacer ridículos.
México ha cambiado respecto a sus relaciones internacionales, pues hoy no se entregan los recurso a extranjeros, hoy no se aceptan las recomendaciones financieras de los organismos internacionales, no se aceptan chantajes de ningún gobierno extranjero; hoy no se aceptan que otros países dicten qué reformas hacer o no a nuestra Constitución; hoy, después de cuarenta años de entreguistas en el Gobierno de nuestro país, se tiene a un líder que pone un alto a todo ello, fortalece la democracia en nuestro país y les señala a los gobiernos extranjeros, que en México, solo los mexicanos decidimos que se hace y que no se hace, que reformamos y que no; les dice, basta de intervencionismo y de inmiscuirse en los asuntos que solo les concierne a los mexicanos.
Las reformas constitucionales son hoy una realidad, un logro del Pueblo de México, una forma de decir, a través del voto, “esto es lo que queremos”, y los Diputados, Senadores y el Poder Ejecutivo, tiene la obligación de cumplir el mandato del Pueblo.
Disfrutemos los siguientes días, donde gracias a lo votado, las reformas constitucionales serán un hecho histórico, pues a diferencia de las aprobadas en el periodo neoliberal, estas están respaldadas por el Pueblo de México.