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Por Félix Cortés Camarillo

Hold, hold, hold. Según los avisos promocionales del último informe de Lopitos, el Mesías tropical de Macuspana no solamente le deja a la señora Sheinbaum un país de economía opulenta con reservas históricamente enormes y un pueblo entusiastamente satisfecho con los beneficios que ha obtenido del generoso gobierno del cuatrote: hemos de agradecerle además una singular contribución al derecho internacional y a los usos y costumbres de los mexicanos. Pues hete aquí que México ha declarado “en pausa” sus relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y Canadá, sus dos socios en un tratado de comercio libre. Lo mismo dispuso hace años el presidente López sobre las relaciones con España, y más recientemente con Ecuador.

El derecho internacional no conoce esa figura de la pausa en las relaciones diplomáticas entre dos países. Hoy sabemos que, en realidad, “lo que el presidente quiso decir” es que las que están en pausa son las relaciones con el embajador de los Estados Unidos en México, Ken Salazar, por andar opinando sobre las consecuencias que para las relaciones comerciales entre los dos países tendría la aprobación de la reforma judicial que se está cocinando al vapor.

El especialista español Pérez-Desay, citando al francés Jean Rosetto, señala que en la ruptura de relaciones diplomáticas entre dos países una de las más frecuentes causas son las injerencias “reales o imaginarias” en los asuntos internos del Estado receptor; esto es México. No vamos pues a romper relaciones con el Tío Sam, nada más queremos que el de sombrero tejano pida perdón y olvido. Entonces, Lopitos declara terminada la pausa. Una figura que no existe en la diplomacia fuera de la mente del presidente López o alguno de sus inanes asesores. Sin embargo, vale la pena revisar el proceso de las crisis diplomáticas antes de la ruptura de relaciones, que no está definida en la Convención de Viena sobre el particular de abril de 1961.

Esta es la secuela, entendiendo que en la diplomacia todo es gestual, aunque -como dijo Talleyrand “la diplomacia sin fuerza es música sin instrumentos”: Primero, el país ofendido convoca al embajador del país ofensor a su Cancillería para quejarse; luego puede convocar a su embajador en el país grosero a su casa para “consultas”; puede declarar personas no gratas a cierto número de diplomáticos, y en consecuencia expulsarlos; luego suspender las actividades de la embajada y retirar al embajador. De ahí, la ruptura de las relaciones diplomáticas; en teoría, el paso siguiente es la guerra.

Obviamente nosotros ni siquiera vamos a llegar más allá de la pausa que refresca como decía el anuncio de Coca Cola. A los mexicanos nos queda claro que todo este asunto, y muchos otros espectaculares que vamos a presenciar en los próximos días, tiene el único objetivo de tender una cortina de humo para que se nos olvide la captura del Mayo Zambada y de lo que sabe, ya dijo, y puede decir sobre sus amigos, cómplices, becarios, discípulos o encubridores en nuestro país tras cincuenta años de actividad delictiva. Hay quienes están muy preocupados por eso.

Ahora bien, la figura de la pausa se antoja recomendable para matrimonios en crisis. Nada de abogados, consultores, siquiatras, asesores, consejeros, sacerdotes o amigos de cabecera. Simplemente pongan su matrimonio, bueno las relaciones con él o la cónyuge, en hold. La pausa la levantan cuando ustedes quieran. Es un honor estar con Obrador. Para solaz y esparcimiento de todos, van como toro de regalo dos declaraciones del embajador Ken Salazar que enfurecieron a Lopitos: “cualquier reforma debe garantizar que el poder judicial sea fortalecido, y no esté sujeto a las condiciones de la política”. Otra: “las democracias no pueden funcionar sin un poder judicial fuerte, independiente y sin corrupción”.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Yo que soy un optimista sin remedio, quiero ver en la postura de Claudia emperatriz esperando ir al bat, un rayito de esperanza. Sé que tarde o temprano, digan lo que digan, romperá con Andrés Manuel. Ayer dio un enganche de ello en el área que a él más le duele, sus reformas constitucionales. La borregada estaba lista para, recién colocada la banda presidencial, el primero de octubre comenzar las sesiones para aclamar la reforma judicial, ya aprobada en comisiones; calmantes montes, pareció decir la presidente electa. NO va en fast track, y hay que cuidar todo el procedimiento que legitime el proceso. En lo de la reforma electoral para destruir al INE, como los legisladores no alcanzaron a adelantar su dictamen, Claudia les informó que ella va a enviar su propia iniciativa de reforma en lugar de la de Lopitos. Optimista que es uno. 

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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