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El Cártel del Chayote: ¡ay, dolor, ya me volviste a dar!

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Invictos en sus derrotas, cada vez fracasan mejor. El “Primer Encuentro Continental de Comunicador@s Independientes: Informar es liberar” suscita condenas, no análisis; diatribas, no reflexiones. Así Ciro Gómez Leyva, Joaquín López-Dóriga y miembros del Cártel del Chayote con los acompañan. Reducir el encuentro al aplauso, al “loche y frutsi” o a un acto populista es renunciar a la crítica, desmerecer lectores y audiencias.

Escribe José Luis Martínez S. en Milenio: “La fiesta de la megalomanía comenzó este viernes en Palacio Nacional con la inauguración del ‘Primer Encuentro Continental de Comunicador@s Independientes: Informar es liberar’, auspiciado por el Ejecutivo como reconocimiento a quienes lo han acompañado en sus conferencias matutinas para elogiarlo, hacerle preguntas a modo o denostar a sus adversarios”.

Para quienes han vivido desde la verticalidad, los ejercicios transversales les son inescrutables. Los comunicadores independientes nacen desde la resistencia al modelo oligárquico de periodismo sustentado en la antigua frase “Ya lo dijo Jacobo”, y si lo decía Zabludovsy, era cierto, al menos hasta que la rebelde horizontalidad de los rockeros de Molotov destruyó el paradigma: “Que no te haga bobo Jacobo”. Mucha agua desde entonces ha pasado bajo los puentes hegemónicos de los medios de manipulación.

El ecosistema donde habitan y opinan los periodistas de la derecha es el impuesto por sus dueños, quienes en realidad detentan el interés económico y lo colocan encima del interés periodístico y, desde esta perspectiva, la veracidad y la credibilidad son lo menos relevante. El ejemplo mayor de esta relación de inmundicia es Ricardo Salinas Pliego y sus dogos Javier Alatorre y Manuel López San Martín.

Si para el marxismo las revoluciones son la locomotora de la historia, la transformación periodística, su combate cuerpo a cuerpo contra fake news y posverdades, es el software en nuestra era de celularización. La revolución de las conciencias será desde el celular… o no será. Ni arrogancia ni altanería, nerviosismo. ¿Por qué están nerviosos los periodistas de la oligarquía y del Antiguo Régimen? Porque hay un proceso de transformación, de desplazamiento, de ocupación de sus reaccionarios territorios por parte de comunicadores independientes autosustentables que no requieren del chayote de los gobiernos ni de los grandes medios de comunicación para vivir: son vivientes, no sobrevivientes.

Para transformar hay que reventar los antiguos paradigmas, desde Marx se supo que “la ideología de la clase dominante es la ideología dominante de la sociedad”. La 4T demostró que no, las cosas cambian, el periodismo cambia, para cumplirse, la revolución de las conciencias debe encarnar en una revolución de la vida cotidiana (Agnes Heller, 1969). El periodismo romantizado de Julio Scherer García (tal vez el periodista mexicano más cercano al poder) ya no es el periodismo que el ciudadano del siglo XXI reclama, aunque mantiene validez uno de sus objetivos: “la prensa tiene como función informar y formar a la opinión pública, pero sin pretensiones de uniformarla” (Scherer, 2024).

El trabajo del Segundo Piso de la Cuarta Transformación con Claudia Sheinbaum es propiciar un “Estado plomero”, como lo entendía Hans Magnus Enzensberger, es decir, facilitar la infraestructura logística para este nuevo periodismo sin la tentación de manipularlo, acotarlo o ponerlo a su servicio. Un periodismo crítico y de izquierda (cfr. entrevista de Pablo Iglesias con Sabina Berman) como contrapeso al periodismo oligárquico y de intereses económicos neoliberales de esa banalidad estereotipada de chumeles, ciros, azucenas, lópez-dórigas…

“En nuestra parte del mundo, las autoridades están obligadas a garantizar el abastecimiento del agua potable y a mantener un sistema de alcantarillado. Me gusta ver al Estado vestido de plomero. Debemos adoptar un papel similar en relación con la vida cultural en general…” (Enzensberger, 1992). La 4T debe adoptar un papel similar, garantizar el periodismo independiente. La lucha no termina en la democracia formal, es un combate por la democracia participativa, por la revolución de las conciencias, por la revolución de la vida cotidiana, es un combate político y, desde esta perspectiva, ideológico, en contra del neoliberalismo y su antivalor mayor, la especulación. Que la ideología de la clase dominante no sea nunca más la ideología dominante de la sociedad.

(José Jaime Ruiz: Escritor y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Fue jurado y tutor del Sistema Nacional de Creadores de la Secretaría de Cultura en la especialidad de “Poesía”. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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